Mariana Zuvic: "No estoy casada, no tengo bienes personales ni uso tarjeta… soy libre"

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– ¿Cómo definiría lo que está pasando en Santa Cruz, la violencia, Alicia Kirchner hablando de la herencia recibida…?

– Diría que es la descomposición obvia de 30 años de un régimen que lo único que planteó y ejerció era detentar el poder absoluto a como dé lugar. Eso significó vulnerar desde el Estado, desde el gobierno, las instituciones, la democracia en sí misma. Lo único que quedaba de resquicio de la democracia era el sufragio y también lo vulneraron con la Ley de Lemas. Ellos modifican la Constitución y ponen explícitamente en el artículo 114 que no se puede elegir al gobernador y al vice mediante Ley de Lemas, y ese artículo sigue en la Constitución de la provincia. Pero como ellos tienen mayoría en la Cámara de Diputados, en diciembre de 2014 votan la Ley de Lemas a instancias de gobernador y de vice.

-De no haber habido Ley de Lemas su marido hoy sería gobernador.

-Sí, Eduardo (Costa) sería el gobernador. De hecho el 70% de los santacruceños votó por Cambiemos y creo que esto también tiene que ver y precipita la situación en Santa Cruz, porque los ciudadanos se sienten absolutamente estafados. Ellos votaron por un cambio y termina gobernando Alicia Kirchner, que entonces no tiene ni legitimidad ni legalidad. Hoy la autoridad y la credibilidad, también a nivel nacional, son dos factores determinantes para gobernar. El régimen de Santa Cruz convirtió a los ciudadanos en habitantes; no pueden ejercer la ciudadanía en Santa Cruz.

-¿Qué significa esto?

-Como ciudadano, en cualquier lugar del país, aun en provincias feudales, tenés ámbitos donde podés canalizar de forma institucional la queja. En Santa Cruz no, porque ahí la Cámara de Diputados, mediante una figura que incorporan en la reforma de la Constitución, que es el diputado por pueblo, borran con la representación de las minorías. Cambiemos ganó por el 70% y es una minoría en la Cámara de Diputados, con tan sólo 8 ó 9 diputados. Son 24, el resto es del Frente para la Victoria. No hay organismos de control ni entes autárquicos independientes. La Justicia está absolutamente copada por el kirchnerismo en una especie de cosa nostra. Está el nepotismo. Se han heredado los cargos, el gobierno.

Con Lilita, su madrina de la vida y sus hermanas Luciana y Rosaura.

-Cuando el kirchnerismo, con Néstor, salta de la provincia a la Presidencia replica el modelo que había establecido en Santa Cruz. ¿Le sorprendió que pudiera hacerlo acá?

-No. Recuerdo el día en que ganó. Quedamos todos moralmente devastados. Ya tenían una historia nefasta. El clientelismo, el asistencialismo, el robo que empezó con eso. Después, la fuga de los fondos, que él decía que iban a ser para “el desarrollo productivo y reconversión económica de la provincia de Santa Cruz”… Ibamos a ser Dallas. La segunda provincia en extensión del país, con menos de un habitante por km2, reserva mundial de agua, reserva de gas, de petróleo, minería.

-Parece increíble así la situación actual…

-Ni robando como robaron… Es que además de chorros, de ladrones, son brutos. Se cebaron de una manera impresionante. Vos pensá que no eran personas formadas, nunca habían salido de Santa Cruz, y llegaron al poder. Un nivel de irresponsabilidad, de soberbia, de omnipotencia. Ellos creían que decir ‘no sé’ era un síntoma de debilidad y cuando cometían errores, en vez de corregirlos redoblaban la apuesta.

-¿Y cómo explica que una sociedad entera haya asistido a esta situación, votando incluso dos veces a favor del gobierno?

-En Santa Cruz pasó lo mismo, y es lo que me preocupa. Hay un término que utiliza (Zygmun) Bauman, la adiaforización, que es la indiferencia moral ante el dolor del otro. Y él plantea que es el nuevo mal en el mundo, mucho más letal que las guerras, y que puede explicar lo que pasa con Trump, el Brexit, el terrorismo, la exacerbación de la xenofobia, el racismo, el miedo al otro. Cuando vos tenés de forma sistemática y constante, como política de Estado, la violencia, el avasallamiento y esta lógica amigo-enemigo, eso te anula.Es terrorismo: que el miedo te paralice. Eso pasó en Santa Cruz, que además es la provincia con mayor índice de empleados públicos. Néstor asumió con 12 mil y ahora hay cerca de 75 mil. Entonces la gente era rehén del Estado.

Mariana, en el primer día de jardín de su hermana Cecilia.

-¿Hoy, de cara a las elecciones de octubre, cómo ve las perspectivas?

-Más que perspectivas yo planteo desafíos, y son enormes. Primer punto: la matriz de la impunidad. Se transforma desde la ejemplaridad. Votar y exigirle a la clase política que sea coherente, y analizar las conductas. Hablamos de todos los políticos que murieron en la miseria, decimos ‘uy, qué bárbaro’, pero votamos a los que se van del poder revoleando bolsos, con hoteles, con dinero. No hay justificación moral ni humana ni política para apoyar a un corrupto.

– Días pasados participó de un timbreo por Cambiemos en Capital.¿Va a ser candidata?

-Lo estamos pensando, con Lilita y los chicos del partido. También es una decisión personal. Han sido 12 años de una intensidad, que deja muchas heridas … Ahora estoy estudiando una maestría en gestión de gobiernos latinoamericanos en la Pompeu Fabra de Barcelona. A nivel nacional soy un soldado de Carrió, y lo que se decida en materia de estrategia electoral lo voy a cumplir como sea.

– ¿Cómo fue que llegó a la política?

-Fue de un día para otro. Mi vida transcurría entre mi casa, mis hijos, estudiar Ciencia Política, viajar por el mundo, té canasta, ¿entendés lo que te estoy diciendo? Era la señora que hacía lo políticamente correcto. Y de golpe pasé a ser Nina Pelozo (la mujer del dirigente social Raúl Castells), así me decían mis amigas. Y mi familia y mi marido casi me matan.

-¿Cuál fue el detonante de la decisión?

-El click era inevitable, lo que pasaba en Santa Cruz te ponía en “estás con ellos o estás fuera y sos cómplice, o te involucrás”. Vi esa carpa docente frente a la Casa de Gobierno, gente que yo conocía, que tenía hambre, hacía meses que estaban ahí reclamando. Estaba el presentismo, que era mayor que el sueldo, y era una cláusula que habían puesto para que nunca les hicieran paro. Me ofrecí a colaborar con el fondo de huelga docente; era la intermediaria entre las empresas y los gremios, porque nadie quería decir que los ayudaba por miedo a las represalias. Ahí empecé a saber lo que era un piquete.

-Y llega la política. Siendo su marido radical, ¿por qué no lo hizo a través de la UCR?

-Yo no podría ser radical … Porque el kirchnerismo en Santa Cruz fue gracias al radicalismo. Una cosa que a mí me genera rechazo son los pecho frío. Lo que vi hasta el 2007 de muchos radicales fue hacer la vista gorda, y cuando yo empiezo les representé como una amenaza, en vez de enfocarse hacia el kirchnerismo. Y además está el machismo.

-Justo le iba a preguntar por ese tema …

-El radicalismo en Santa Cruz fue en su momento un semillero de mujeres extraordinarias. Después llegó una camada de radicales que arrasó con eso, y sólo tenías mujeres en los comités que servían café. Yo tengo absoluta conciencia de género. Entonces mi admiración era por Elisa Carrió a nivel nacional, a quien estudiaba, leía, votaba y defendía en mi casa, pero no la conocía. Y una noche estábamos con mi amigo Javier, en medio de una manifestación en Río Gallegos, y le digo: “Tenemos que dar una respuesta política a esto”. Armamos mesas de discusión y debate en la confitería del Hotel Costa Río, de la familia de mi marido y, al principio fue ámbito de catarsis. Más que hablar, la gente lloraba.

-¿Y cómo entra en escena Carrió?

-Yo no podía dormir, y le dije a Javier, “tenemos que hablar con Carrió”. Le pedí a una hermana mía que trabajaba en Buenos Aires que me averiguara el teléfono. Era jueves, la secretaria le dice que me espera el martes a las 18 en su casa. No lo podía creer. Viajamos a Buenos Aires, llovía a cántaros, tocamos el timbre. Me abre la secretaria y aparece Lilita en camisón. Y yo la amé. “Así que sos Mariana de Santa Cruz”. Me relató el kirchnerismo de arriba abajo, quién era quién. Y me dijo: ‘Bueno, fundá el partido …’. ‘Le digo ¿cómo fundo el partido?’. Ella le dice a la secretaria ‘vení, traé la carpetita’ y a mí ‘avisame cuando lo tengas listo’. Se levantó y se fue. Volvimos con esa novedad, y muchos dijeron “los ayudamos”.

Mariana con su hermana menor Rosaura, en andador en la casa de la abuela paterna.

-¿Y su marido?

-Casi me echa.’¿Qué?’, me dice. Imaginate, en Santa Cruz el ARI era el demonio. Mi camino hubiese sido más fácil dentro del radicalismo; mi marido lo era, tenía una parte allanada. Pero vos ves muchas mujeres que hablan de cuestiones de género que terminan dentro del mismo espacio que su marido y acuñando el apellido de su marido. Yo no soy Mariana de nadie, soy Mariana Zuvic.

-Hablando de temas familiares, ¿qué grado de responsabilidad les atribuye a Máximo y Florencia Kirchner? ¿Han sido víctimas de los padres que tuvieron?

-Sí. A excepción hoy … Si hacemos una visión histórica, la pasaron muy mal.

-¿Por qué?

-Por el nivel de locura familiar, de destrato, de maltrato, de abandono.

-¿Por ejemplo?

-Máximo … Cuestiones de disciplina y conducta de él. Fue el primer pibe que se rateó del jardín. Tenía problemas en el colegio de disciplina, de sentarse a estudiar…

-¿Era una forma de llamar la atención?

-Era incontenible … No era mal chico. Mi hermana Cecilia fue a la secundaria con él, lo quería mucho. Era la mejor alumna, le hacía tareas, los trabajos prácticos. Somos cinco hermanos y tenemos todos metidos el instinto maternal. Mi hermana era así con él, y a mí me daba pena cuando era chico, porque no tenía recreado el ámbito de familia y entonces él vivía eso un poco en casa.

-¿Y cuando usted se convirtió en denunciante de ellos?

-Pasé a ser una enemiga.

-¿Le molesta que se refieran a usted como “esa millonaria”?

-No. Me molestaría que se refieran a mí como ladrona, ¿no? Qué sé yo. Además tampoco es verdad, porque no lo soy.

-Pero su marido …

-El tiene una muy buena posición económica, pero mi situación es totalmente distinta. Yo no estoy casada, no uso tarjeta de crédito, no tengo bienes personales. Yo soy libre.

La chica en cuya casa se prohibía nombrar a Evita

“¿Vos te creés que sos Eva Perón?” Así, directa y mirándola a los ojos recuerda hoy Mariana Zuvic que Estela Maris, la directora del colegio Paulo VI la interrogó, después de sacarla de su aula de primer grado en estado de total perplejidad. “Yo no sabía de qué me hablaba ni quién era Eva Perón, porque mi mamá -maestra también y miembro de la cooperadora en ese colegio de Río Gallegos- era lo más gorila del mundo. Estaba prohibido en mi casa siquiera nombrar la palabra Eva y Perón”. ¿Qué había pasado? De delantal almidonado, zapatitos de charol y zoquetes con puntillas -“vivíamos en una casa de barrio, mi papá era comerciante pero mi mamá nos tenía siempre impecables”- , Mariana no podía aceptar que su compañera Mabel Argentina Amarilla tuviera que ir con zapatillas agujereadas por no tener con qué comprarse unas nuevas, para lo cual vendió unas rifas que tenía su mamá y le dio lo recaudado a su amiga. “Se armó un quilombo descomunal, pero para mí estaba bien lo que había hecho. Yo dije ‘qué buena debe ser Eva Perón’. No por eso milité nunca en el peronismo ni nada, pero tenía esa afinidad con ella”. La evocación se suma a la de la cita obligada de los Zuvic los domingos: asistir al izamiento de la Bandera en el centro de la ciudad, en Roca y San Martín. Faltaba mucho para que la entonces pequeña descendiente de croatas, gallegos y moros incursionara en la política, y para que la grieta hiciera estragos en el seno de esa sociedad, y en su vida. “De saludar a todo el mundo, y que todos me saludaran, pasé a que agacharan la cabeza o se cruzaran de vereda al verme. Yo no podía creer, parecía que tuviera lepra. Después me llamaban y me decían ‘perdoname, pero no pueden ver que te salude’. Me daba mucha pena por ellos”, describirá el efecto de sus denuncias contra la corrupción K que, sumadas a las amenazas e intimidaciones varias, determinaron la mudanza de la familia a Capital, hace dos años. “A pesar de que había armado una burbuja para protegerlos, había expuesto mucho a mis hijos (Felicitas, hoy de 13 y Carlos de 19, estudiante de Administración de Empresas) y con las prácticas recrudecidas, y envalentonados y acorralados, se ponía más peligroso allá. Dije ‘me banco esto, vemos cómo sale, y nos vinimos”.

La vida familiar no fue lo único que se revolucionó. Electa diputada por Cambiemos para el Parlasur, hizo lo propio en ese Parlamento: “Es un lugar oscuro si los hay, sin sentido si los hay. Me las vi duras ahí en la batalla que dimos contra la corporación política. Dijeron ‘bueno, no nos alcanza el Senado ni la Cámara de Diputados para colar a estos tipos que necesitan fueros y plata’. Y bueno, les sacamos los fueros y el sueldo. Sacarles el sueldo no sabés lo que costó. Menos la Coalición Cívica estaban todos listos en la Cámara de Diputados para votar e incorporar 100 millones en concepto de sueldos para los parlamentarios del Mercosur. Bueno, es la corporación política”.

Una “condenada optimista”, como se define, amante del karaoke y de andar en bicicleta, no pierde la esperanza y literal y metafóricamente, sigue por la vida, pedaleándola.

ITINERARIO

Nació en Río Gallegos (Santa Cruz), el 18 de octubre de 1974. Hizo primaria y secundaria en escuela pública, y cursó Ciencia Política. En 2007 fundó en su provincia la filial del ARI, el partido liderado por Elisa Carrió, desde donde denunció la corrupción kirchnerista. A consecuencia de ello debió mudarse hace dos años con su familia a la ciudad de Buenos Aires.

Diputada del Parlasur por Cambiemos, tiene dos hijos con el legislador radical Eduardo Costa:Carlos (19) y Felicitas (13).

Al toque

Un proyecto: Lograr un país donde todos seamos iguales ante la ley.

Un desafío: Romper con la matriz de impunidad en Argentina.

Un sueño: Una Argentina justa y próspera donde haya igualdad de oportunidades.

Un recuerdo: Los ojos de Carlitos (su hijo) cuando nació y me lo trajeron, esos ojos negros, profundos.

Un líder de hoy: Elisa Carrió.

Un prócer: En Argentina, Sarmiento y a nivel mundial, Lincoln.

Una sociedad que admire: Esta. Este vínculo familiar y de amigos que tiene nuestra sociedad.

Una persona que admire: Michelle Obama.

Una comida: Pulpo a la gallega.

Una bebida: Café con leche.

Un placer: Tertulia con amigos, con guitarreada, y música.

Un libro: Hoy, todos los de Bauman y uno de Marie France Hirigoyen, “Las nuevas soledades”.

Una película: Leones por corderos.

Una serie: The West Wing y Downtown Abbey.

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Fuente

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