Investigadores del Laboratorio de Yerba Mate de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) destacaron las distintas propiedades del cultivo, tanto terapéuticas como preventivas, que ya están comprobadas científicamente y que tienen alto potencial para su uso alimentario y farmacéutico.
Los doctores Miguel Schmalko, que se desempeña en el área de Ingeniería y Conservación de Alimentos del Laboratorio de Yerba Mate-Instituto de Materiales de Unam, y Ana Eugenia Thea, del área Química de los Alimentos del Laboratorio de Yerba Mate de la Unam por el Conicet, trabajan en distintas investigaciones y proyectos que apuntan a darles nuevos usos al cultivo madre de la provincia.
En dicho laboratorio, se llevan adelante siete trabajos para conocer la temperatura al tomar el mate, nuevos compuestos de la materia prima, estudios de las propiedades y otros componentes químicos, así como también investigaciones que tienen que ver con el procesamiento y sobre la parte genética y biológica de la yerba mate, explicó Schmalko.
“Se lleva a cabo un trabajo de acercamiento entre Inym y las empresas yerbateras, en nuestro caso hacemos 300 servicios a distintas firmas”, agregó el investigador.
También se destacó que ya son tres las empresas que exportan al exterior los concentrados de yerba mate que se utilizan en su mayor parte para la industria de bebidas energizantes.
Los resultados de las investigaciones sobre las propiedades que llevan adelante Schmalko y Thea aseguran que la yerba mate es apta “para la formulación de alimentos funcionales, suplementos dietarios, entre otras aplicaciones”.
Y agregaron que no hay que olvidarse del sector cosmético, “teniendo en cuenta su alto poder antioxidante y más específicamente que, en los últimos años, han aparecido en la literatura científica trabajos que tratan sobre el poder antiage de los polifenoles de la yerba mate, por su capacidad para inhibir a la enzima elastasa neutrofílica humana, responsable de la aparición de arrugas y estrías en la piel”.
“Las hojas de yerba mate contienen diversos compuestos bioactivos, es decir, sustancias que producen beneficios sobre la salud o reducen el riesgo de padecer ciertas enfermedades en los individuos que las consumen. Estos componentes biológicamente activos son las metilxantinas (entre ellas, la cafeína), los polifenoles y las saponinas. Debido a la presencia de estos tres grupos de sustancias, la yerba mate posee diversas propiedades terapéuticas y preventivas frente a numerosas patologías, todas comprobadas científicamente”, aseguraron los investigadores locales.
En ese marco, una de las propiedades biológicas más destacadas de la yerba mate es su potente actividad antioxidante, que colabora en la neutralización de los radicales libres responsables del daño oxidativo a las células, asociado a numerosas enfermedades del hombre, especialmente patologías crónico degenerativas, como la enfermedad cardiovascular, la diabetes mellitus tipo 2, la obesidad, la hipertensión, la dislipemia y el cáncer, cuyas incidencias han aumentado de manera alarmante en las últimas décadas.
“Debido a esa capacidad antioxidante de sus componentes, la yerba mate posee efectos protectores frente al cáncer y colabora en la prevención del síndrome metabólico y la diabetes tipo 2. Asimismo, el consumo de infusiones preparadas con yerba mate ayuda en el control del peso corporal, disminuye la presión arterial y reduce el colesterol LDL (colesterol malo) protegiendo la salud cardiovascular”, indicaron Schmalko y Thea en diálogo con El Territorio.
“También ha sido demostrado que las infusiones preparadas con yerba mate poseen propiedades protectoras contra enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson. Sumado a lo anterior, numerosos estudios científicos dan cuenta de la actividad antimicrobiana contra ciertas bacterias, hongos, parásitos y virus que poseen los extractos de yerba mate”, añadieron.
Por otro lado, “debido a la presencia de metilxantinas en su composición, el consumo de infusiones preparadas con yerba mate genera efectos estimulantes del sistema nervioso central y mejora las capacidades cognitivas de los individuos (atención, memoria, concentración, entre otras)”. Y desde el punto de vista nutricional, las infusiones preparadas con el cultivo tradicional son bajas en calorías (si no se les pone azúcar), de bajo contenido en sodio, no aportan grasas a la dieta y son fuente de magnesio, tiamina (vitamina B1) y piridoxina (vitamina B6).
En ese sentido, los investigadores recordaron que “con el fin de detener el avance de las enfermedades crónico degenerativas antes mencionadas es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda de manera básica, no sólo modificar ciertos patrones de alimentación (reducir el consumo de sal y grasas saturadas y aumentar el consumo de frutas y verduras), realizar actividad física y abandonar malos hábitos como el tabaquismo y el consumo de alcohol, sino que alienta a la industria alimentaria a promover el desarrollo de alimentos con perfiles nutricionales y funcionales más saludables.
“Sumado a esto, el incremento del poder económico de ciertos sectores de la población y el aumento en la expectativa de vida del hombre, especialmente en países desarrollados, han generado una mayor preocupación por la promoción de la salud y la buena alimentación. Esto ha llevado a la industria a desarrollar nuevos productos y nuevos conceptos en alimentación, apareciendo en escena los alimentos funcionales, los nutracéuticos y los Foshu (Food with Specific Health Uses o alimentos para uso específico de salud ) en Japón”,concluyeron los investigadores.
