Unión Cívica Parental: todo queda en familia

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Columna de opinión de Emilia Guevara

Juntos por el cambio sigue dando de qué hablar. Se resquebrajan cada vez más. En la Unión Cívica Radical dirigentes históricos se “quedaron afuera” como expresó Osvaldo Navarro el cardiólogo y dirigente radical, en su paso por el programa de Ariel Sayas. El análisis es claro, luego de ganar la interna radical del 2021, Arjol y su principal socio, Rodrigo de Arrechea decidieron judicializar la elección en el afán de concentrar al máximo posible el poder de la UCR. El hecho decantó en expulsar a dirigentes como el mencionado Navarro, el ex diputado Javier Mela y el dirigente joven del radicalismo, José Luís Pastori. Para Navarro fue una jugada “poco inteligente” y es una frase que se repite en todos los estratos radicales: si querés ser gobernador, si realmente aspiras a aportar alguna solución, convocas a todos, no judicializas la elección para concentrar a tus amigos en los primeros lugares de la lista.

En este sentido, Navarro se posicionó cerca de Horacio Rodríguez Larreta en su paso por la provincia de Misiones hecho que, fundamentalmente, enfureció a Arjol y a De Arrechea. Se quedaron sin la caja y sin la foto para poder encarar una elección como la que se aproxima.

Por su parte, el empresario Rodrigo De Arrechea quien en el 2003 supo ser candidato a intendente en Posadas, de la mano de Federico Ramón Puerta y con quien mantiene negocios en distintos sectores, es el responsable de muchas de las malas decisiones de los radicales. El actual concejal posadeño y pre candidato a Diputado Nacional por el radicalismo olvidó, en algún cajón de su fabrica de muebles, su pasado Puertista, que no es tan lejano. Es el principal responsable de que Ramón tome muchas de las decisiones de Juntos por el Cambio y que, sin dudas, aspira a encarar una política neoliberal para unos pocos: sus amigos. Los históricos dirigentes del partido centenario ven a De Arrechea como un caballo de Troya puesto por el puertismo para tener control de las decisiones.

La desesperación de los delfines de Valdés por los cargos es tan grande que “no reparten” y, mientras muchos de sus principales referentes se exilian en otros espacios después de tanto trabajar para un partido que no da respuestas (tal es el caso de Pastori, Germán Ferber, Luis Guillermo Holz) hay otros espacios dudando en armar sublemas o sumarse a las listas.

 La casta monárquica del radicalismo:

Las explicaciones se presentan solas. No hay mucho por hacer ante un comportamiento empresarial y mezquino de mantenerlo todo en la familia Arrechea-Arjol-Argañaraz. Rodrigo siendo sobrino del ex gobernador Ricardo Barrios Arrechea; por su parte Martín Arjol es hijo de la ex dirigente radical Marina Guarrochena de Arjol y Pablo Argañaraz, el concejal hijo de Ricardo, varias veces legislador radical y ministro de Barrios Arrechea. La historia se repite incansablemente en los correligionarios.

Como la idea de mantener la sangre azul, pura y con el linaje sin sobresaltar. Así también pasaba en las monarquías del S XIX, donde no existía una representación y las grandes familias concentraban el poder y las riquezas. Pero estamos en el siglo XXI y yo pregunto: ¿buscan representar a los misioneros o buscan cuidar sus negocios? Porque representar al pueblo misionero implica apartarse de la estirpe familiar para poder defender los intereses misioneristas, como lo hace el Frente Renovador en cada uno de los rincones de la provincia.

A este paso, al partido radical concentrado en una sola familia le queda poco hijo en el carrete. Siguen dando portazos para sumarse Renovación porque no encuentran ni un rincón por donde entrar a las filas. Eso no es hacer política, eso es manejar un feudo con el nepotismo como bandera, pero pareciera que los señores que se adueñaron de un partido que supo ser pilar de la democracia argentina se olvidan que nuestro país hace más de 200 años es un estado libre, es buena hora para que se actualicen.

 

*Periodista (USAL)

Maestrando en gobierno (UBA)