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Después de semanas de paro docente y casos de violencia y abuso sexual, los chicos estuvieron en la primera plana de los diarios. Siempre se habla de ellos: no en vano son el centro de atención para los padres. Sin embargo, hay un aspecto menos evidente, que se mantiene oculto, y tiene poca prensa: el maltrato infantil. En algunos casos, hasta puede ser antesala/antecedente de la violencia de género.
Como confiesa Maju Lozano, cuando comparte su experiencia en la campaña #TerminemosConElMachismo, lanzada por la revista Susana. Dice la conductora, que también colabora con UNICEF: “Yo me crié en un hogar muy violento. Mi papá tenía una enfermedad psiquiátrica grave, con picos de violencia altísimos. Sé convivir con la violencia. Si estás acostumbrada a que tu papá te levante la voz, y creciste en una casa donde ese tipo de violencia estaba permitido o era admitida, donde era natural, después -obviamente- esa situación te va a parecer normal o cotidiana con una pareja. Mi vara era altísima. Me tienen que agredir muy fuerte para que lo sienta como violencia. Que un tipo me diga: ‘No seas boluda’, al lado de alguna mano floja de mi viejo o algún grito, me parece un juego de niños. Cuando una recibe violencia por parte de su papá, en algún lugar crees que es cómo merecés que te traten…” Más allá de lo que ocurra en cada casa, un ámbito privado, casi secreto, en la calle suelen escucharse retos tremendos hacía los más chicos: -Estúpido, no te caigas, por qué no te fijas por dónde caminás / No ves que sos un tarado / Callate de una vez. Pará de llorar/ Sos un inútil.
¿Quién no escuchó, alguna vez, alguna de estas frases? ¿Cómo impacta este mensaje, esta agresión, en los más chicos? ¿Quién puede medir su efecto y consecuencias futuras?
Según los especialistas en psicología infantil, el maltrato emocional, los insultos, las señales de desprecio, el rechazo explícito, las amenazas y toda clase de hostiilidad verbal dejan secuelas, afectan su autoestima y desarrollo social. Apunta la licenciada María Zysman, psicopedagoga y autora de “Bullying, cómo prevenir e intervenir en situaciones de acoso escolar” y “Ciberbullying, cuando el matrato viaja en las redes”, de Editorial Paidós, que se presenta ahora en mayo, en la Feria del Libro: “Hay diferentes formas de maltrato infantil. La sobreexposición de los propios hijos en Facebook y las redes sociales es una, también. Es como que intentan aumentar su autoestima parental exponiendo imágenes privadas de sus chicos. Algunos buscan que se viralice. Esto explica el fenómeno de los youtubers de 5, 6, años, seguidos por millones. Me parece que ahora la fantasía de algunos papás es salvarse con ellos”.
Los padres que insultan a sus hijos -y viceversa- hoy son moneda corriente. “A un par, a un amigo, uno le puede decir: ‘sos tonta, ¿qué hiciste?’. Pero a un hijo, no. Con él no hay simetría”. Zysman advierte un mayor nivel de violencia en las relaciones, roles invertidos. “Padres que le piden permiso a sus hijos para ver qué cocinan o a qué hora los pasan a buscar. Sin ir más lejos, ahora hay publicidades de chicos que evalúan a sus mayores y los califican. Se les da un poder que no tienen”. Pero, ¿qué sucede con los que se encuentran en el otro extremo, en un lugar de víctima y desvalorización? “Son chicos que pueden ubicarse en situaciones de inferioridad a futuro. Pueden repetir esa situación, reproducir ese vínculo, porque creen que el mundo se maneja así. Esa nena golpeada o insultada ‘se hace’ maltratar por otro. O maltrata a otro. Pueden reproducir esos modelos o ubicarse como espectador y no intervenir”.
En un momento que en que la mayoría de los padres “se desviven” por sus hijos, los acompañan permanentemente, funcionan como “choferes” por razones de seguridad, esos ejemplos pueden resultar extremos, chocantes. Pero aún así, en las familias más amorosas, se pueden dar situaciones que lleven a esa forma de maltrato más sofisticada, llamada bullying. “Una foto subida por los padres puede ser utilizada por sus pares con fines maliciosos. Algunos utilizan esos contenidos para ridiculizar a otros. El maltrato en las redes es muy fuerte entre los chicos y los adolescentes”, dice la experta de Libres de Bullying. ¿Consejos para padres?
-Pensar que a los hijos les pueden molestar las fotos que publican. Se pueden avergonzar.
-No exponerlos. Ni brindar demasiada información en las redes, al subir fotos en casa, con el uniforme y el escudo del colegio.
-No educarlos con dobles mensajes: publicar todo y después decirles: “cuidate, no subas info ni te vincules con extraños”.
En definitiva, vivir sin tanta selfie o fotos tomadas con el celu. Conectarse personalmente. En vivo y en directo. En paz.
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