El Presidente se movió en helicóptero y estuvo con Rocca

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Ayer, cuando empezó a salir el sol en la mañana texana, Mauricio Macri y Juliana Awada bajaron del avión privado que los trajo de Buenos Aires. La pareja presidencial llegó poco después al hotel The Houstonian, en las afueras de Houston, donde tenían una habitación lista, y la primera dama bajó a desayunar al buffet, en una mesa donde se puede ver el parque del lugar, con pasto recién cortado y alguna ardilla trepando por los robles que le dan nombre al barrio. El Presidente se subió a un helicóptero para recorrer destinos menos gratos para la contemplación.

Macri visitó un complejo de plantas que tiene la petroquímica Dow Chemical en Oyster Creek, muy cerca del Golfo de México, un área salpicada de plataformas petroleras.

Macri la visitó acompañado por los ejecutivos de Dow Argentina, que el año pasado invirtió US$ 500 millones junto a YPF en Vaca Muerta. Es el único proyecto que tiene Dow en todo el mundo dedicado a la extracción de petróleo.

La otra parada del helicóptero presidencial fue en Bay City, a pocos kilómetros del mar. Macri visitó junto a Paolo Rocca una planta de tubos de Tenaris. El grupo puso 1.800 millones de dólares allí para hacer allí, en Texas, la “planta de fabricación de tubos más robotizada y moderna del mundo”.

Esas dos fábricas son, según describió ante Clarín uno de los empresarios que ofició como anfitrión del Presidente, símbolos de los negocios que surgen alrededor de la explotación del petróleo y gas no convencional -conocido en la jerga petrolera global como shale gas- que es lo que guardan las rocas de Vaca Muerta.

Luego, Macri volvió a The Houstonian para el almuerzo con 250 empresarios del sector energético y banqueros. Antes de entrar, tuvo un encuentro con Sara Ortwein, de XTO, una subsidiaria de Exxon que tiene un proyecto en modo “piloto” en Neuquén. El Presidente saludó en un salón reservado a los 25 empresarios más importantes que habían llegado al lugar y luego se sentó en la mesa con 20 sillas que le había montado el Instituto Argentino de Petróleo y Gas, los organizadores de la comida.

El plato principal no tuvo ninguna pretensión light: un bife grueso de lomo envuelto en panceta con una salsa de whisky bourbon. Todo made in Texas. De postre, una tarta de limón y merengue. El vino, eso sí, fue un malbec argentino.

La controversia más grave, si se quiere, la provocó la ensalada que ofició como entrada. Se llama Houstonian Signature. Tiene hojas verdes, zanahoria, tomate, panceta, crutones de pan y cebolla. Este último ingrediente recibió, según informaron a Clarín dos fuentes al tanto de la organización, una especie de prohibición presidencial: ceremonial mandó a avisar que por ningún motivo podía haber cebolla en el plato del mandatario. No se informó si fue por el gusto de Macri o por una imposición de la primera dama, que se mantuvo a resguardo, convenientemente alejada del almuerzo, antes de su aparición estelar de hoy, cuando salude a Melania Trump en la Casa Blanca.

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