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Cuando se encontraron, los dos ya sabían que el sueño de ser jugador de fútbol profesional se había extinguido. Estaban estudiando educación física en la escuela de Renato Cesarini en Rosario y compartían su pasión por el fútbol. Dos obsesivos cortados por la misma tijera pese que a uno ya no le quedaban pelos y el otro lucía una larga cabellera. Chepa, hincha de Newell’s, hermano de dos varones, uno de ellos su mellizo, quería ser marcador de punta pero no pudo. El Zurdo, fanático de River, jugaba de volante central pero una lesión le cambió las expectativas. En breve, Sebastián Beccacece y Jorge Sampaoli se volverán encontrar en la Selección Argentina.
Con apenas 36 años, Beccacece escribió este jueves una nueva página histórica en su corta pero exitosa carrera en el banco de suplentes. Su Defensa y Justicia sacó pecho en el mítico Morumbí y dejó en el camino a San Pablo para avanzar en la Copa Sudamericana. Será un recuerdo imborrable que dejará en Florencio Varela cuando al finalizar la temporada recorra unos pocos kilómetros rumbo al predio de la AFA en Ezeiza para formar parte del nuevo cuerpo técnico de la Selección.
Defensa y Justicia empató en el Morumbí y logró una clasificación histórica
“Veía que mis hermanos avanzaban muy rápido y yo nada. Por eso me volqué de una forma desmedida a la conducción”, reconoció Beccacece en una entrevista con Clarín. Y a los 16 años dejó a un costado los botines para empezar a enfocarse en la formación profesional. Mientras, trabajaba junto a su padre en una distribuidora de artículos comestibles.
Desde ese momento, su historia en el fútbol fue en línea ascendente. Con una bisagra determinante: el día en el que Claudio Vivas, a fines de 2002, le presentó a Jorge Sampaoli.
El de Casilda dirigía a Sport Boys, en Perú y necesitaba un ayudante. Vivas, otro de cuna rosarina, que en ese momento era auxiliar de Marcelo Bielsa en la Selección, fue el nexo. Y con solo 22 años, Beccacece viajó a Perú a iniciar su camino.
La fiesta inolvidable de Defensa y Justicia en San Pablo
Allí acompañó a Sampaoli también en Coronel Bolognesi y Sporting Cristal. Hasta que en 2007 se fueron juntos a Chile, el lugar en el que dejarían su gran huella tanto en la Universidad de Chile y en la selección.
En julio de 2010, se traza otra fecha clave en la vida de Baccacece cuando, luego del Mundial de Sudáfrica, recibió una oferta difícil de rechazar. Lo llamaba Marcelo Bielsa para sumarlo a su cuerpo técnico en la selección chilena que venía de caer en octavos de final de la Copa del Mundo contra Brasil y ya estaba forjando un proyecto deportivo que daría sus frutos. Beccacece agradeció. Pero respetó su vínculo con Sampaoli, sin saber que cinco años más tarde alcanzarían juntos la gloria al ganarle a la Argentina la final y levantar la Copa América, el primer título para los chilenos.
Jorge Sampaoli junto a Sebastián Beccacece, en Chile. (AFP)
Para ese entonces el nombre de Beccacece ya era mucho más familiar en Chile que en Argentina. Ya había pasado por el Palacio de La Moneda para exhibir junto al presidente Sebastián Piñera la Copa Sudamericana obtenida con la Universidad de Chile en 2011. Ya había ganado el torneo Apertura y el Clausura con ese mismo equipo, que mostraba fútbol ofensivo e ideas claras. Ya había alcanzado las semifinales de la Copa Libertadores de 2012, instancia en la que lo eliminó Boca. Y ya había tenido la experiencia de ser ayudante técnico en un Mundial, el de Brasil 2014, con un triunfo histórico contra España en el Maracaná (dejó afuera a la Furia en fase grupos) y la eliminación ajustada en octavos, contra el local y por penales.
Sebastián Beccacece reconoció que Sampaoli lo llamó para ir a la Selección: "Tengo que pensarlo"
Hasta que llegó el momento de independizarse y en los primeros días de 2016 Beccacece se puso por primera vez el buzo de director técnico en la U. de Chile.
Su primer campeonato fue muy irregular y bastante cuestionado: fue eliminado en la fase de grupos de la Copa Libertadores y terminó décimo en el torneo con tres victorias, siete empates y cinco derrotas. El segundo semestre empeoró. Y dos derrotas contra la Universidad Católica en el clásico, una por el torneo local y otra por la Supercopa de Chile, le marcaron la puerta de salida.
“Me sedujo el proyecto deportivo y poder continuar y consolidar definitivamente al club en Primera División”, dijo el 16 de noviembre de 2016 en Florencio Varela cuando fue presentado como nuevo entrenador de Defensa y Justicia. Remarcó que buscaría continuar la línea de Ariel Holan, su antecesor.
Este jueves le estampó su sello a la historia deportiva del Halcón nada menos que en el Morumbí. Justo a tiempo, antes de volver a acercarse a Sampaoli para empezar a construir un nuevo sueño.
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