En Racing, llegó la hora de la reconstrucción

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Desde los escombros, Racing debe empezar con su reconstrucción antes de que sea tarde. Y si el 0-3 ante Temperley había marcado la despedida del campeonato, esta caída frente a Independiente no puede alejarlo de su objetivo prioritario: clasificarse a la Copa Libertadores de 2018.

Cedió terreno en la tabla, muy a pesar de que la Academia cosechó 21 puntos sobre 27 posibles desde el regreso de Diego Cocca. Aunque lo más grave de todo, independientemente del resultado, es la falta de sustento futbolístico. Racing no juega bien. Lo hace sólo de a ratos, cuando la pelota circula en los hábiles pies del Pulpo González y explotan los hombres de ataque. Conecta poco el equipo y esa ausencia de fluidez quedó expuesta en el final del clásico de Avellaneda. La imagen de Lisandro bajando a posición del lateral izquierdo para hacerse cargo de esa pelota que nunca le llegaba es todo un síntoma del concepto. Sin Oscar Romero, un talentoso al que ni Cocca ni sus antecesores lograron sacarle jugo, la elaboración se hace difícil.

Hay un problema de funcionamiento, está claro. También faltó carácter y rebeldía para enderezar el rumbo del derby. Y toda la solidez defensiva que mostró el Racing del primer ciclo de Cocca se desbarata por el flojo rendimiento de sus individualidades, desde el arquero hasta los volantes de respaldo. El técnico lo sabe. ¿Se animará a hacer cambios? ¿Tiene materia prima para pegar un volantazo?

Agustín Orion es un número uno consagrado, con pasado en Boca, San Lorenzo y Estudiantes, equipos importantes con los que ganó campeonatos. Incluso, fue convocado a la Selección. Sin embargo, en Racing está pasando su peor momento. Recibió goles en 8 de los 10 partidos disputados desde la reanudación del torneo, fueron 15 en total. Y en varios tuvo responsabilidad, como el tiro libre de Emiliano Rigoni que le abrió el camino del triunfo ante Independiente. Cocca le dio la cinta de capitán cuando no estuvo Lisandro, es un referente puertas adentro del vestuario, pero no brinda seguridad. Y muchos se preguntan si ya no es tiempo de Juan Musso, joven portero de las inferiores, muy elogiado internamente. Aun en su juventud y al margen de algunos errores, Marcelo Gallardo decidió apostar a Augusto Batalla en River. ¿Por qué Cocca tiene que casarse con un guardameta que no rinde?

La defensa no lo ayuda, claro. Iván Pillud perdió el puesto, pero Gastón Díaz no logró que dejara de brillar su ausencia. Emanuel Insúa tiene actitud, pero no le sobra capacidad. Pablo Álvarez está fuera de estado, mientras Leandro Grimi se recupera de una lesión ligamentaria. Por los costados, hay permeabilidad. Y desde la salida de Luciano Lollo, Racing no encuentra centrales aptos. Miguel Barbieri, Marco Torsiglieri y Sergio Vittor alternan más malas que buenas.

Resta preguntarse qué pasa a espaldas de los volantes centrales. Ezequiel Videla no es el mismo que parecía un león en el corte y la recuperación. Luciano Aued se desdobla para la marca y el primer pase. A Racing le llegan mucho y lo complican. Y a veces deja de ser compacto.

El ataque es su mejor virtud. Pero depende mucho de la inspiración de sus delanteros. Si Gustavo Bou no está fino, como el domingo, los resultados están a la vista. La baja de Marcos Acuña, lesionado, y la ausencia de Lautaro, con la Selección Sub 20, desnudaron la carencia de variantes. Santiago Rosales está hace un año en el club y cada vez que ingresa, no desequilibra. El técnico hasta tuvo que incluir al pibe Braian Guille en el clásico.

Hay que decir del laureado entrenador que se equivocó con los refuerzos y la evidencia más clara es que los dejó afuera del equipo. Ni Marcelo Meli ni Torsiglieri dan la talla. Por eso los dirigentes están pensando en Javier Pinola. Pero eso es ir muy lejos, claro. Racing tiene que enfocarse en el ahora. O se va a quedar a mitad del laberinto, sin salida.

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