Caso Kuhl: hallazgo de armas desnudó fallas en la requisa

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Es que transcurrido un tiempo más que suficiente para que el resultado de la investigación se empiece a notar, no hay detenidos ni tampoco sospechosos de haber cometido el violento robo. Esto denota la inexistencia de elementos acusatorios respecto al cruento homicidio que también tuvo a una segunda víctima, Lili Krieger (74), mujer del fallecido, quien a pesar de haber zafado de ese destino, se recupera trabajosamente de la golpiza recibida.

 

El caso volvió definitivamente a foja cero. Los ciudadanos locales que esperan respuestas de la Justicia se enteraron en las últimas horas que el cuñado del hijastro de Kuhl -que oficiaba como cuidador de la propiedad-, se topó cuando intentaba cambiar un foco con el rifle y la escopeta calibre 28 que habían desaparecido del sitio donde las guardaban habitualmente.

 

Aún tienen miedo
En este contexto, el hijastro de la víctima, Omar Kuhl, señaló directamente a la Policía local, expresando varias irregularidades sobre su intervención. “Hago responsable a la Policía de Alem por mi seguridad y la de mi familia; la verdad es que estamos con mucho miedo porque hay muchas cosas que no nos cierran”, alertó.

 

Por lo que dijo su cuñado en sede policial, estaban escondidas y envueltas en una frazada en el techo de una pieza contigua a la casa, que funciona como lavadero. Lo llamativo es que, en su momento, ese espacio fue requisado por los efectivos pero supuestamente no dieron con ningún elemento de interés, según informaron a este medio fuentes judiciales cercanas al expediente.

 

Este hallazgo dejó al descubierto que la requisa en el lugar del crimen no fue bien realizada, atento a que la jueza interviniente, Raquel Zuetta, reclamó varias veces las severas fisuras tanto en la investigación como en los procedimientos policiales. La posibilidad de que hayan sido plantadas fue descartada por el estado en que estaban, es decir, cubiertas de polvo.

 

“Sospechamos directamente que acá están encubriendo algo o a alguien”, expresó ofuscado el heredero. Además, detalló que no solamente las armas fueron obviadas por el personal interviniente, ya que “de la casa no faltaba nada, ni siquiera se llevaron el auto de papá. Encontramos nosotros las llaves abajo de la alfombra. A los dos meses que me entregaron la casa, también encontramos un celular debajo de una silla del comedor y después pedazos de otro en el taller”.

 

En el rifle Diana modelo 60 calibre 22 largo y la escopeta Centaurus calibre 28, los detectives tienen puestas las esperanzas de encontrar alguna huella que lleve a los asesinos, por lo que fueron enviadas a peritaje. Mientras tanto, se pudo establecer que ayer el joven que las encontró debió declarar en sede policial y en los próximos días lo hará ante la magistrada.

 

El Territorio pudo confirmar que al menos una tenía partes flojas, por lo que suponen pudo haber sido ocupada para golpear a Kuhl. Las pericias podrán confirmar esa teoría y quedaría claro lo qué se sospecha: que en la fuga los asesinos tiraron las armas en el techo, pero los detectives jamás las encontraron.

 

“No pusieron fajas de seguridad en todo un ventanal que permaneció abierto en todo momento sin resguardar nada”, siguió cuestionando Omar. Además, recordó que un galpón fue fajado un mes después del hecho, aunque desde la Unidad Regional VI aclararon que la faja había volada por el temporal y tuvieron que precintarla otra vez.

 

Para finalizar, Omar rememoró con tristeza el trato que recibió su madre después que él mismo la encontró seriamente lesionada en la escena del crimen: “Cuando encontramos a mi mamá toda golpeada, en carne viva, sin una parte de pelos y toda sucia la tuvieron más de media hora sentada en la sala y nunca llegó una ambulancia. Así como estaba la subieron a un patrullero y la llevaron al hospital”.

 

Investigación cuestionada
La investigación del homicidio de Kuhl tuvo marcadas falencias desde el primer momento, cuando fueron detenidos cuatro sospechosos en Mojón Grande -tres hombres de 22, 19 y 16 años, además de una mujer de 69- pero a las pocas horas liberados.

 

La Policía tuvo indicios débiles sobre la supuesta participación del cuarteto en el crimen pero no fueron suficientes para mantener la acusación. Los testimonios recogidos por los investigadores, más los informes resultantes de las pericias en sus teléfonos celulares, no los ubicaron en el lugar del hecho. Debido a esto, si bien en un primer momento se informó que seguían vinculados a la causa, están cada vez más cerca de que la magistrada les dicte la falta de mérito.

 

Las fallas investigativas que derivaron en esas erróneas detenciones fueron duramente cuestionadas tanto por la Justicia como por los mismos jefes que intervinieron la comisaría local tras la denuncia del robo de plantas en el orquideario de Kuhl a manos de los policías que custodiaron la escena del crimen durante un mes y medio.

 

Ese hecho, informado de forma exclusiva por este medio, fue catalogado como una vergüenza institucional y los siete policías involucrados fueron trasladados a otras localidades pero, además, enfrentan causas penales por hurto agravado, que lleva adelante la misma jueza que investiga el homicidio de Victorino Kuhl.

 

La aparición ahora de las armas se constituyen en el cuarto episodio irregular por las fuentes judiciales, que criticaron otra vez las decenas de irregularidades y procedimientos mal hechos con falta de investigaciones. La familia del fallecido reclama una reunión urgente con la magistrada interviniente, ya que “en todo este tiempo no nos recibió a nosotros ni a nuestro abogado, siempre tiene una excusa”.

 

Sin avance
El homicidio de Victorino Kuhl es uno de los tantos que siguen sin resolverse, aunque en este caso se suman las fallas en la investigación.

 

El pasado viernes, se cumplieron cuatro meses del hecho que conmocionó a esta localidad, por la saña con la que actuaron los asesinos y por el cariño que los habitantes de Leandro N. Alem le tenía tanto a la víctima fatal como a su mujer, quien también fue salvajemente golpeada pero sobrevivió.

 

La causa tiene como hipótesis principal un robo, pero los elementos de prueba son tan endebles que resulta imposible inculpar a alguien y menos aún detenerlos.

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