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Cris Rolandus es un fanático del Barcelona que fue a la cancha a ver el duelo contra PSG, pero no pudo disfrutar de la mágica clasificación. Este holandés, que había pagado 105 euros por la entrada hace un mes, tomó una de las peores decisiones de su vida: se fue del Camp Nou a los 38 minutos del segundo tiempo, cuando el equipo de Luis Enrique ganaba 3 a 1 y el pase a los cuartos de final parecía una quimera.
“Cuando ya estaba casi afuera del estadio, vi que el partido se ponía 4 a 1. ‘Bien’, me dije, porque pensé que ya casi había terminado”, relató Rolandus, que había viajado desde Rotterdam. Sin embargo, lo increíble estaba por llegar.
Cuando quedaban dos minutos, Neymar convirtió el quinto gol, de penal, y en el celular de Rolandus comenzaron a llegar mensajes. “Mis familiares y amigos me escribían emocionados, pero les tuve que confesar que ya había dejado mi asiento”, se lamentó en declaraciones al diario holandés Algemeen Dagblad.
Con la emoción a cuestas, Rolandus buscó el bar más cercano para palpitar el final del encuentro. Lo encontró, pero no pudo entrar porque el local estaba lleno. Y así, desde afuera, observó como Sergi Roberto marcaba el gol del éxtasis.
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“Estaba completamente fuera de mí. Me quedé el resto de la noche mirando la nada misma. Tardé horas para volver al departamento, lo que habitualmente me toma minutos”, contó, con una mezcla de alegría y amargura, este hincha holandés del Barcelona.
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Finalmente, Barcelona pasó de ronda y Rolandus se lamentó porque “un espectáculo así nunca se va a repetir”. Pero su desgracia tenía un capítulo más. “El dolor se hace más insoportable porque encima Sergi Roberto corrió exactamente a donde estaba yo, en la fila 8, para festejar su gol”, concluyó.
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