Cerca de 800 personas acudieron al cementerio para honrar a sus afectos

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Los posadeños se acercaron ayer al cementerio municipal La Piedad para recordar a sus seres queridos en el Día del Padre. El camposanto estuvo cerrado al público durante tres meses en cumplimiento con las restricciones preventivas en medio de la pandemia de coronavirus y reabrió sus puertas hace una semana, con estricto protocolo de seguridad e higiene.
Valeria Noguera, coordinadora general de Entes Descentralizados de la comuna, en diálogo con El Territorio explicó que se está trabajando con un protocolo que dispuso  un lugar de acceso y otro para la salida de personas.
Al ingresar, a cada uno se le toma la temperatura y se le ofrece alcohol en gel. No se puede permanecer sin barbijo. Los mismos pasos se siguen con los que llegan con vehículos.
“De esta manera podemos recibir a quienes quieran visitar a sus difuntos. El cementerio por ahora está abierto todos los días de 9 a 16 y hacemos mucho hincapié en que la gente respete estas normas por el bien de todos”, dijo.
Señaló a su vez “sabemos que está la costumbre de venir bien temprano, pero ahora el horario de apertura es a las 9 y vemos que dos horas antes ya hay gente haciendo cola y eso no tiene que pasar. Les decimos que todos van a entrar porque es un predio grande, pero tenemos que seguir estas nuevas normas de cuidado”.
En las dos primeras horas de la mañana de ayer, que fueron las de mayor movimiento, se contabilizaron 500 ingresos. En tanto, al cierre se contabilizó que más de 800 personas visitaron la chacra 60.
“Les pedimos a los ciudadanos que no vengan en grupos grandes -pueden ser grupos de hasta tres- y, en cuanto al tiempo de permanencia, es de hasta una hora, esto último no lo podemos controlar y por ello solicitamos la buena voluntad de todos. Nos estamos habituando a un nuevo paradigma en el que la distancia social, el uso de barbijos, el lavado de manos tiene que ser parte de nuestro comportamiento y compromiso”, precisó Noguera.

No se olvida

Padres, esposos, hijos, abuelos, hermanos, amigos se han ido, pero están para siempre en la memoria de quienes los extrañan cada día sin importar el tiempo transcurrido, coincidieron uno a uno los vecinos que charlaron con este medio.
“Mi papá se fue viejito en 2018, tenía 91 años, lo disfrutamos mucho y por eso estoy agradecida. Ahora que se fue sé que es mi ángel de la guarda, es el protector de mi familia”, expresó Ramona Molina sobre el señor Feliciano.
A la morada del carpintero tallador Virgilio Malocevich su familia llevó flores y oraciones. “Ayudaba en la iglesia, era una persona buena, buen esposo, buen padre”, lo describió su viuda Ceferina Deleón.
Sus hijos Alcide, Cristian y Amalia asienten y se emocionan.
“Es difícil venir a saludar a papá en su día en el cementerio, pero es lo que nos tocó y lo que tenemos que hacer para honrar su memoria”, dijeron.
En otro sector de la extensa necrópolis, Ricardo Javier Komisarski y su hija Julieta saludan a Ricardo Pablo y encienden una vela. “Mi papá falleció hace unos años ya, no llegó a conocer a sus nietos, mi nena siempre me acompaña y yo le habló de quién era su abuelo”.
Desde el barrio Alta Gracia, Silvina Kozlowski homenajea a sus padres: “Ya no tengo a mi mamá ni a mi papá, pero el recuerdo siempre está, aunque pase el tiempo uno no quiere olvidarse porque es todo lo que nos queda de ellos”.
María Cabrera perdió a su esposo José muy joven, “falleció con 27 años, teníamos una hermosa familia con cuatro hijos. Ahora tengo que ser fuerte por ellos. No los traje por la cuestión del coronavirus, pero quizás en la semana cuando no haya tanta gente vamos a venir en familia a verlo”.
“Es extraño, hace una semana se murió nuestro papá y hoy estamos acá para estar con él en su día. Es triste y creo que todavía no caemos del todo. Él se llamaba Teodoro Carlos Idzi igual que su padre y su abuelo y acá estamos sintiéndonos un poco cerca, es todo muy reciente”, manifestaron sus hijos María Laura, Silvina y Teodoro.