Martin Arjol, la última apuesta de Ramón Puerta

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A una semana de las elecciones, en Juntos por el Cambio los candidatos cambian cartuchos y redireccionan las decisiones en busca de los votos en forma desesperada al ritmo de los focus group que les mandan sus jefes del país central. Con estos movimientos espasmódicos los postulantes cambiemitas rinden culto Groucho Marx: “Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”. Así las cosas.

Por Emilia Guevara, periodista (USAL) y maestrando en Gobierno (UBA)

En las últimas horas circularon fotos nuevas, pero de la vieja política. No hace falta ser viejo para incurrir en prácticas obsoletas, solamente se necesita un apellido reconocido y muy pocas (o nulas) ganas de construir una provincia a la vanguardia. Martín Arjol, el candidato de JxC, se mostró muy cómodo en una cena con Miguel Ángel Pichetto, precandidato a presidente del Peronismo Republicano, y Ramón Puerta, que demás está describirlo pues ya todos recordamos a los años de oscuridad y zozobra a la que nos llevó cuando gobernó la provincia.

No es de extrañar nada de Juntos por el Cambio a estas alturas, pero, ya muy atrás quedó la frase radical de “el límite es Puerta” espetada en su momento por el movedizo Pepe Pianesi, entre otros radicales. Aparentemente subsanan la falta de ideas y de política concreta con rosca y se reúnen con “pesos pesados” de la xenofobia, el racismo y la misoginia que es lo que representan, finalmente, los peronistas republicanos.

Por su parte, Martín Arjol no puede crecer en términos de intención de voto. La desesperación del abandono interno de los radicales lo lleva a tomar decisiones apresuradas y, en lugar de proponer un plan de gobierno serio y contundente, solamente propone cerrar la Escuela de Robótica, eliminar el Sillicon Misiones, dejarle a los colonos y productores sin la herramienta del IFAI y desarmar el régimen tributario misionero que garantiza el sostenimiento de las políticas públicas transformadoras llevadas adelante en los últimos años. Pensamiento que comparte con Ramón Puerta y son motivo de charlas hasta altas horas en las asiduas reuniones que mantiene con el magnate yerbatero en estos últimos tiempos.

Sigue siendo necesario explicarle a Arjol que ninguna política, jamás, se construyó desde la destrucción. Mucho menos cuando estas acciones presentan soluciones reales en tiempo presente. Ahora entendemos que su discurso sea tan parecido al del más chico del clan de los Puerta: superficial y poco serio, denotando un consumo excesivo de ansiolíticos.

El candidato a gobernador de JxC también buscó protegerse bajo el mando de Horacio Rodríguez Larreta, que llegó a la provincia para poner paños fríos sobre la interna sangrienta de JxC en la tierra colorada y reconoció que en Misiones el radical va a perder por amplia diferencia. No es casualidad que el candidato porteño haya desembarcado en Oberá, ya que en Posadas no tuvieron capacidad de convocatoria ni para la foto. Tal como sucedió hace unas semanas con la visita de Gerardo Morales, el jujeño que participó de una pobrísima convocatoria en una plazoleta de Eldorado donde habló ante menos de 40 vecinos.

A las claras están las pruebas, los correligionarios no logran imponerse porque su interés no está en representar los intereses del pueblo misionero. En la búsqueda de los votos, modifican el discurso, se cambian las camisetas y se desesperan cuando miran las encuestas, desesperanzados y hasta con cierta resignación. Al fin y al cabo, no consiguen mucha agua para llenar sus molinos y sus bolsillos. La frustración es mala consejera y puede que un día terminen comiendo un asadito en la estancia de Puerta, construida con las lágrimas del pueblo misionero.