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Chile se convirtió en los últimos años en un nicho creciente y preocupante para el mercado productivo de Argentina. La disminución en el consumo interno provocado por el turismo comercial al país vecino generó también una disparidad en la competencia entre comerciantes locales y extranjeros. Pero, ¿a qué se debe esa fuga del comercio?
El consumo de argentinos en Chile aumentó en el último año un 80% al mismo tiempo que las ventas minoristas cayeron un 7% en todo el país, según un informe de la Fundación Ideal, que resalta una caída aún más pronunciada en el caso de Mendoza.
Uno de los principales motivos se debe a la diferencia entre ambos países en cuanto a la presión impositiva: mientras que Chile tiene un 20%, en Argentina alcanza el 34%, una brecha que se refleja en el valor de los productos. En el país, los impuestos representan hasta un 40% del precio de los productos alimenticios, el 50% de las naftas y el 54% en el caso de los autos
Por otro lado, la apertura comercial y la falta de proteccionismo a la industria local permite en Chile que el valor de los productos importados sean más accesibles que en Argentina. "Productos como textiles, calzados, juguetes, electrodomésticos, están altamente protegidos en Argentina con altos aranceles y trabas a la importación, mientras que en Chile ingresan a tasa cero de los mercados más competitivos del mundo", resalta el documento.
Dichos aranceles en Argentina permiten proteger una gran cantidad de puestos de trabajo que se verían comprometidos en caso de haber regulación alguna, tal como ocurrió en la empresa Bangho, la cual suspendió a 183 trabajadores luego de la apertura arancelaria al sector informático.
Asimismo, señalan que el tipo de cambio también representa un inconveniente para generar competitividad entre el mercado local y el chileno. "El tipo de cambio real aún está por debajo del promedio histórico. Esto genera problemas en el sector exportador y en el sector comercio por las `fugas’ de comercio a otros países", apuntan en el informe.
Sin embargo, destaca que tanto las dificultades para abordar la presión tributaria y la apertura comercial no son actuales sino "históricas", contrario a lo ocurrido con la fuga de capitales. "El gobierno de Cristina de Kirchner atrasó el tipo de cambio, con lo cual era atractivo ahorrar en dólares y gastar en el exterior, pero contuvo (a medias) la salida de dólares con una serie de cepos tendientes a reducir la fuga de dólares al exterior", algo que cambió al asumir Mauricio Macri.
Pese a la devaluación del 60% producto de la liberación del tipo de cambio, la elevada inflación volvió a generar atraso cambiario. Esto todavía genera una invitación al atesoramiento de dólares y a hacer turismo en el exterior para comprar productos que en el país poseen un precio más elevado.
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