El índice elaborado por JP Morgan da malas señales sobre la economía y ahuyenta las posibilidades de la Argentina de conseguir financiamiento en el exterior. El combo de desconfianza y volatilidad que pega de frente.
El riesgo país había bajado a cerca de los 1000 puntos cuando se emitieron los nuevos bonos en septiembre de 2020 luego de haber acordado con acreedores internacionales. Algunas semanas antes, previo al acuerdo, más específicamente el 31 de julio de ese mismo año, tocó niveles similares a los que presenta ahora.
En otras palabras, la Argentina reestructuró su deuda con privados, pero dinamitó ese voto de confianza en el corto plazo. Hoy estos “nuevos” bonos, que salieron al mercado con un aire renovado, volvieron a los niveles de desesperanza de los viejos títulos de deuda.
“Hoy el riesgo país se encuentra ya en niveles de default y supera los niveles que había antes de la reestructuración, a pesar de que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio un respiro en el comienzo”, señala María Castiglioni, socia de C&T Asesores Económicos.
“El riesgo país se ubica en estos niveles no sólo por la desconfianza generalizada que tiene el país ante la falta de un plan macroeconómico consistente y creíble, algo que podría haber aportado el acuerdo con el FMI, pero no lo hizo porque al poco tiempo el acuerdo había quedado desdibujado por la propia coyuntura macroeconómica”, añade, en el mismo sentido, Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora Empiria.
Según Paolicchi, el riesgo país refleja bonos que tienen incorporado en precios que un default en 2024 tiene más de 85% de probabilidad de ocurrir.
Combo financiero complicado: riesgo emergente y preocupaciones por la Argentina
Para Francisco Mattig, portfolio manager de Consultatio, hay un contexto internacional que no favorece a economías emergentes como la Argentina: “Hoy el riesgo país de todas las economías ‘high yield’ están en máximos desde 2003 si excluimos los picos de la crisis mundial de 2008 y 2009 y la del Covid”, apunta.
Por otro lado, suma Mattig, hay un componente “idiosincrático” relacionado con “un programa con el Fondo que no sirvió para anclar nada por su potencial incumplimiento y un problema de acumulación de reservas que pone en tela de juicio por cuanto más vamos a poder pagar la deuda en dólares”.
En ese combo local complicado, Matías de Luca, economista de la consultora LCG, añade también el riesgo institucional argentino, la salida fuerte de fondos de los bonos CER (los títulos ajustados por inflación que sufrieron las consecuencias de una crisis de confianza por incertidumbre respecto de su pago) y el hecho de que “el mercado ya descontaba una reestructuración de la deuda en dólares” por un “perfil de vencimientos muy cargado hacia el período 2024 a 2026″.
Qué es el riesgo país y por qué importa
El riesgo país indica qué tasa debería pagar cada país si decidiera endeudarse con acreedores internacionales. Con estos números, la Argentina estaría en un terreno por arriba del 22%, por lo que está fuera del mercado.
Por otro lado, un nivel por arriba de los 2000 puntos deja expuestas las percepciones negativas que tienen los mercados internacionales sobre la Argentina. Sucede que la suba de este índice responde de manera inversamente proporcional a lo que sucede con los bonos del país, que pierden cada vez más valor.
Esas cifras demuestran que, ni más ni menos, hay desconfianza sobre la sostenibilidad de la deuda de la Argentina.
Por qué es preocupante un riesgo país por arriba de los 2000 puntos básicos
“Hoy la Argentina está totalmente desconectada totalmente de los mercados de financiamiento exterior y esto acentúa el plan ‘vivir con lo nuestro’, con el agravante de la salida de fondos del mercado de deuda local”, explica Diego Martínez Burzaco, head of Research de Inviú.
“Hacia adelante, vamos a un escenario de mucha volatilidad con desconfianza, porque no se ve un cambio de rumbo en lo inmediato: eventualmente, a fin de año o a comienzos del que viene, podría haber algún tipo de demanda apostando a las elecciones y un potencial cambio de administración, que podría reestablecer la confianza sobre los bonos”, proyecta Martínez Burzaco.
Entonces, ¿qué quieren “los mercados”? “El panorama de los vencimientos a partir de 2024 es complicado y para poder cumplir hace falta hacer los deberes ahora: reducir el déficit más allá del acuerdo con el FMI y lo que no se termina de ver, convicción política y medidas que acompañen en la reducción del déficit fiscal”, concluye Castiglioni, de C&T Asesores Económicos.
FUENTE: TN.