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Ante un retroceso en el comercio bilateral con Estados Unidos por las políticas de Donald Trump, Argentina debería asociarse con economías complementarias más que sustitutas para apuntar las exportaciones y evitar efectos nocivos sobre la producción doméstica.
“El discurso proteccionista de Trump desató políticas de reciprocidad que implican ‘comprar a quien nos compra’. Ante un retroceso en el comercio bilateral con EE.UU., México y China lucen como potenciales destinos para apuntalar nuestras exportaciones. Sin embargo, una mayor apertura a esos mercados implicaría también mayores importaciones. En este sentido es preferente asociarse con economías complementarias más que sustitutas, para evitar efectos nocivos sobre la producción doméstica”, indicó Ecolatina en su informe semanal.
Desde 2011, las exportaciones argentinas evidenciaron una tendencia marcadamente decreciente: entre 2011 y 2015, las exportaciones totales de la economía local cayeron de manera consecutiva, acumulando una contracción de 31,5% en el período, hubo ciertos destinos “no tradicionales” que más que duplicaron sus compras de productos argentinos.
Respecto de México, Argentina mantiene en la actualidad un intercambio bilateral acotado, en tanto representa sólo 2,2% del flujo comercial, pero “en el caso de que Estados Unidos adoptara una postura más proteccionista, el país azteca podría tomar represalias y buscar nuevos mercados para abastecer su economía, en donde Argentina podría potenciar sus exportaciones”.
Los envíos argentinos a México alcanzaron u$s 800 millones el año pasado (tan sólo 1,3% del valor exportado en 2016), al mismo tiempo que las importaciones mexicanas superaron los u$s 385.000 millones el año pasado, es decir casi siete veces las exportaciones totales argentinas (apenas por debajo de los US$ 58.000 millones).
Por otro lado, los envíos de Estados Unidos a su vecino del sur treparon a u$s 180.000 millones en 2016 (casi la mitad del total importado por México) por lo que, de llevarse adelante la “política de reciprocidad”, nuestro país encontraría allí un potencial mercado exportador.
La otra nación que estaría perjudicada por la nueva política comercial estadounidense es China, que en los últimos años fue el segundo destino de las exportaciones argentinas, y si bien éstas se contrajeron 13% en valores entre 2012 y 2016, las cantidades vendidas aumentaron más de 30% en el período, dando cuenta del acercamiento de los últimos años.
Según Ecolatina, “el mayor grado de proteccionismo en las economías desarrolladas podría provocar riesgos en la medida en que frene el comercio internacional. Sin embargo, en una segunda instancia podría traer efectos positivos, sobre todo considerando que nuestro país es principalmente un exportador de materias primas o productos manufacturados de origen agropecuario, donde es más difícil que avancen políticas comerciales restrictivas”.
“Más aún, la profundización del intercambio con economías que apliquen políticas de reciprocidad permitiría apuntalar nuestras exportaciones. En caso de que Estados Unidos se cerrara al mundo, el resto de los países podría tomar represalias y buscar nuevos mercados para abastecerse. Claro que este panorama no se encuentra exento de riesgos: ya que esos países deberán colocar sus exportaciones en nuevos horizontes. El incremento de las importaciones en sectores con elevado componente de costo salarial, provocaría inconvenientes sobre el empleo, aumentando la conflictividad económico/social”, concluyó.
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