Como si fuera una cadena cada vez más pesada, los altos intereses que cobran las tarjetas de crédito por financiar compras están asfixiando a más usuarios. Ocurre que las personas que no llegan con el efectivo para pagar el total del resumen pagan el mínimo y financian el resto hacia los próximos meses. Pero al hacerlo no siempre tienen en cuenta que validan que se les cobre intereses que en promedio rondan el 100 por ciento.
Con la suba de financiación, también crece la posibilidad de que los consumidores se atrasen con las cuotas. Y a las altas tasas se les suman también intereses punitorios o por gestiones de cobranza. Se genera así con frecuencia un efecto de “bola de nieve” que hace inviable el pago de la deuda.
Según datos que publican las entidades bancarias (de acuerdo al régimen de transparencia que les exige el Banco Central), el costo financiero total de algunas líneas de consumo supera el 130 por ciento anual. Y si el usuario se excede por fuera de sus montos límites el interés puede llegar a más del 200%.
Como ejemplo del peligro de endeudamiento, una persona que adeude 4.000 pesos y pueda pagarlos el próximo mes (junto al resumen próximo) deberá pagar 4.333,2 pesos. La cantidad no parece tan excesiva. Pero es usual que los clientes que se endeudan repartan el peso de su abultado saldo en varios meses. Así, si en un mes no se pudo cancelar una deuda de 10.000 pesos, es menos posible que en el posterior se pueda pagar 14.333,2 pesos.
Además de las tarjetas, otra forma de endeudarse y pagar altas tasas ocurre con el uso de dinero ofrecido a través de cuentas corrientes. Dependiendo del banco se ofrecen a sus clientes montos para acceder a efectivo con el fin de saldar cuentas urgentes. Pero al usarse, estos montos o adelantos de efectivo están atados a intereses que en promedio pasan el 80% de interés. También una vez al activarse el préstamo se cobra algún arancel por la gestión de otorgar el adelanto.
Todos los costos en general pueden verse en la parte inferior de las páginas web de los diferentes bancos, pero es frecuente que los clientes no las miren hasta el momento de usar el dinero o los créditos.
Por otra parte, además de la financiación propia de los bancos, está la posibilidad de planes nacionales como el Ahora 3, 6,12,18. Y a pesar de que también registraron aumentos todavía siguen siendo accesibles con tasas de entre 36 y 47 por ciento anual.
Tasas suicidas
Para evitar sorpresas desagradables, el economista local Guillermo Knass resumió en una frase el pensamiento general sobre el uso de tasas de interés de los plásticos. “Financiarse con las tarjetas es suicida”, enfatizó.
Y recordó que “hasta hace unos días atrás las tasas promedio de las tarjetas rondaban un 100 por ciento. Y es posible que esta semana suban un poco más. Si se tiene en cuenta que en general los salarios subieron un 25%, el pago de los intereses es insostenible con los ingresos”.
Knass también alertó que “hay que tener cuidado con atrasarse porque no se paga sólo la tasa. Hay intereses punitorios. A veces la gente no se da cuenta y lo que se termina pagando es una locura”. Recomendó que el uso de las tarjetas debe ser muy consciente y orientado a consumos realmente importantes en este momento delicado de la economía argentina.
“Comprar con tarjetas sirve y mucho si se tiene que hacer una compra concreta de un bien durable. En mi caso, y lo digo sólo como ejemplo, compré un lavarropa porque salió una promoción de mi banco con varias cuotas sin interés. En ese caso me sirvió porque adelanté una compra que necesitaba y lo hice el mes pasado, antes que los precios subieran”.
Remarcó finalmente que “la gente haga un uso responsable y vea las opciones que les dan los bancos. A veces hay descuentos y planes muy convenientes, se pueden ahorrar muchos pesos”.
El 50% de las tarjetas se rechaza
Como señal del fuerte endeudamiento de las familias, Carlos D’Orazi, comerciante del rubro electrodomésticos y artículos para el hogar, comentó que es cada vez más frecuente el rechazo de tarjetas de crédito. Ocurre que por la inflación y la dependencia de los plásticos es cada vez más rápido que los usuarios agoten los límites de crédito. “Hoy casi el 50% de las consultas que hacemos para financiar con tarjetas se rechaza. Es que son muy pocos los bancos que permiten elevar el límite de compras”. Ante el fenómeno, consideró que “para nuestro rubro es alarmante que no se puedan financiar artículos. A algunos clientes les ofrecemos créditos personales de la casa, en pocas cuotas, porque hoy las tasas y el riesgo son altos”. En cuanto a valores y planes para financiar, D’Orazi diferenció que “en realidad hoy no existe un plan que sea sin interés. Aunque se diga que no hay costo, el costo ya está trasladado al precio final del producto, comentó. Y detalló que en su opinión, “el único plan que todavía está funcionando de forma conveniente y sin interés es el Ahora Misiones”.