Se encuentra en vigencia el “Plan de reordenamiento y jerarquización vial”. Se trata de una ordenanza que busca promover una convivencia armoniosa entre los vehículos.
El “Plan de reordenamiento y jerarquización vial” XVI – Nº 95 es una ordenanza que busca promover una convivencia armoniosa entre los distintos vehículos. En este sentido, se recuerdan las pautas para una conducción responsable de bicicletas.
La normativa establece que los ciclousuarios deban utilizar los carriles exclusivos para este tipo de transporte: las bicisendas y ciclovías. Debido a que tienen las demarcaciones necesarias y los elementos de separación física entre la calzada y el tránsito vehicular.
En ningún momento deberán realizar acciones temerarias que generen alguna causa de siniestralidad, tales como el zigzagueo, manejar en una sola rueda, entre otros comportamientos inapropiados. Es importante destacar que deberá respetar las indicaciones de los semáforos y las sendas peatonales cuando haya peatones por cruzar.
Al ser un vehículo pequeño y de baja protección estructural, para lograr una mayor visibilización es obligatorio que el ciclista cuente con elementos retroreflectivos, ropas ajustadas claras, luces rojas atrás y blancas adelantes, con bocina para avisar a los demás usuarios su presencia y casco.
Además, es indispensable el uso de rodilleras, coderas, calzado cerrado que se aferren a los pedales y otros elementos que protejan al cuerpo en caso de cualquier eventualidad que produzca alguna lesión.
Al momento de doblar, el ciclista deberá extender el brazo que corresponde a la maniobra. Al detener la marcha tendrá que levantar su brazo para informar a quiénes vengan detrás.
Las bicicletas y monopatines tienen prioridad de paso respecto de los automóviles, cuando estos últimos giren a la derecha o izquierda para ingresar a otra arteria. Del mismo modo, en el caso de que el primero de un grupo de ciclistas ingrese a la bocacalle, el rodado motorizado deberá ceder el paso a la totalidad del convoy.
Vale recalcar que esta ordenanza tiene la función de regular un modo de movilidad sustentable, asegurando que los ciudadanos puedan disfrutar de una alternativa de transporte segura y amigable con el medio ambiente.