Así describió René Bosio el momento en que el hombre, que declaraba como testigo, pasó a estar formalmente imputado por el homicidio doblemente calificado criminis causae, es decir, cuando se mata para ocultar otro delito, y por femicidio.
La expresión de Retamar estuvo muy cerca de convertirse en realidad cuando, después de conocerse su detención, un grupo de vecinos se reunió frente a la comisaría y pidió que lo suelten para lincharlo. Hubo que poner una valla de contención para proteger al detenido.
Las contradicciones del imputado
Según el fiscal Bosio, Retamar declaró que el lunes a la noche estaba tomando una cerveza cuando vio venir caminando a Brenda. Se escondió detrás de una planta y cuando la joven de 24 años pasó por al lado suyo la empujó a la obra en construcción, donde la encontraron más tarde asesinada.
Fue el testimonio de una mujer que lo vio en la terminal de micros lo que terminó de apuntar las sospechas en su contra. La mujer dijo que esa noche, alrededor de las 22.30, el acusado estaba nervioso porque había había llegado tarde y había perdido su colectivo y que después, lo vio haciendo dedo hasta que un camionero aceptó llevarlo.
Los investigadores ubicaron al conductor del camión, que confirmó que había dejado al sospechoso en el campo donde trabajaba y así, lo detuvieron. Primero, Retamar negó haber estado la noche del crimen en Pozo del Molle. Más tarde reconoció que sí. Después dijo que se había ido en micro. Finalmente admitió que no. Las contradicciones terminaron cuando se quebró y confesó haber asesinado a la víctima.
Retamar ya tenía una condena anterior por abuso sexual. Los resultados del material genético encontrado en el cuerpo de Brenda serán clave para terminar de cerrar el caso.