Este 17 de marzo se cumplen 33 años del atentado contra la Embajada de Israel en Argentina, ocurrido en 1992. Según el Gobierno de la Nación, aquel día, a las 14:45, un coche bomba explotó en la intersección de las calles Arroyo y Suipacha, en Buenos Aires. La detonación destruyó el edificio diplomático, provocando la muerte de 29 personas, de las cuales 22 fueron identificadas, y dejando un saldo de más de 200 heridos. Este hecho se convirtió en el primer atentado terrorista internacional perpetrado en Argentina.
El ataque, atribuido a organizaciones terroristas, causó conmoción en la sociedad argentina y tuvo repercusión a nivel internacional. Dos años después, otro atentado de similares características destruyó la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), también en la ciudad de Buenos Aires. En esa ocasión, 85 personas murieron y más de 300 resultaron heridas, generando un nuevo golpe a la sociedad argentina.
Las consecuencia del atentando en primera persona
El senador misionero Carlos Arce, en una entrevista para el programa “El Periodista” de Canal 12, el pasado julio, relató su experiencia durante el atentado. “Sentimos un ruido en el Hospital Fernández, está muy cerca de la Embajada de Israel, a cuadras. No sabíamos qué pasó, luego sonó el teléfono”, relató. En aquel entonces, Arce se desempeñaba como médico en ese centro de salud y vivió de cerca la atención a las víctimas.
“Nos llamaron que bajemos todos, que había pasado algo. Pensamos que era un escape de gas y cuando bajamos a la guardia, lo primero que vimos era un taxi con chiquitos de un jardín de infantes que estaba al lado, a dos casas de la Embajada de Israel, que por suerte no se derrumbo”, recordó. Según su testimonio, el derrumbe principal ocurrió en una guardería de ancianos que estaba próxima a la sede diplomática.
“Se nos murió gente sin poder salvarla“
Arce describió la caótica situación en la que tuvieron que asistir a las víctimas. “Se nos murió gente sin poder salvarla. Yo llevaba a una paciente en camino al quirófano de urgencia con un traumatismo cerrado del tórax. Se habilitaron 11 quirófanos en el Fernández”, señaló. Mencionó que muchos pacientes llegaron en condiciones críticas y que, a pesar de los esfuerzos del equipo médico, algunos no lograron sobrevivir.
“Fue algo muy traumático. Una paciente falleció llegando al quirófano. Después de buscar a otros heridos, se convocó a todo el personal de salud, aunque no estuviera de guardia. Enfermeros, camilleros, todos. Fue muy difícil”, agregó. También recordó que atendió a un niño que perdió un brazo debido a la explosión.
En otra entrevista a este medio, el funcionario señaló que “cada 17 de marzo recuerdo esa situación y me vuelve a dar bronca”. Contó que el “olor que recuerdo de ese día es el de una construcción, olor a cemento fresco”. Sobre cómo se sigue luego de una tragedia como el atentado a la Embajada de Israel, dijo “en lo agudo no dormís. Es como que tenes una excitación. Si hoy veo mucha gente llegar al Hospital, lo primero que pienso es en un atentado, te quedas con eso, con la idea de que pasó algo”.
Un día de Duelo Nacional grabado en la memoria argentina
El impacto del atentado a la Embajada de Israel dejó secuelas tanto emocionales como físicas en los sobrevivientes y familiares de las víctimas. En 2000, en el mismo sitio donde se encontraba el edificio diplomático, se inauguró la Plaza Embajada de Israel. Este espacio, con elementos simbólicos como árboles, piedras y juegos de luces y sombras, conserva el muro medianero que quedó en pie tras la explosión, como un recordatorio permanente del ataque.
En 2017, el Congreso de la Nación sancionó la Ley 27.417, que estableció el 17 de marzo como el “Día de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Atentado a la Embajada de Israel”. De esta manera, cada año se realizan actos oficiales y homenajes en recuerdo de quienes perdieron la vida.
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