Se lanzaron a hacer hortalizas bajo techo, sin tierra y con diseño propio

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Hugo Herrera (29) e Ivana Matvichuk (30) son una pareja de nuevos emprendedores productivos en Garupá. Ambos diseñadores gráficos, soñaron desde hace muchos años tener un emprendimiento propio en un rubro totalmente diferente: el alimenticio. Así apuntaron a producir intensivamente en un pequeño predio que pudieran controlar ellos mismos.
Y en ese camino, este año lograron terminar su invernadero y lanzar su primera línea de hortalizas hidropónicas.
En diálogo, explicaron su decisión de dedicarse al 100% en su proyecto y la respuesta que están logrando en sus primeras ventas.
Resaltaron que con la hidroponía (cultivo sin tierra) hay un inmenso mercado por explorar y que los productos tienen muchos beneficios que recién se empiezan a valorar.
“Nosotros no veníamos del rubro (productivo), pero durante muchos años nos dedicamos a buscar información y capacitarnos. En la provincia hay pocos productores de hidroponía a escala intensiva. Y en la zona de Posadas casi no había experiencias”, comentó Hugo.
Y agregó: “Después de capacitarnos y hablar con mucha gente, nos cerró que se podía hacer hidroponía acá (en Garupá) y lo encaramos. Ya van a hacer once meses que estamos con la obra, hace tres meses que hicimos la primera siembra. Y hace menos de 60 días que estamos comercializando”.
Los emprendedores, con su marca Raiza, apuntaron a los vegetales de mayor consumo como son lechuga y rúcula. Pero ante insistentes pedidos, ya sembraron lechuga morada y espinaca.
Sobre las características distintivas de su producción, Ivana aseguró que tienen mejor sabor y textura.
“El sabor es más intenso, tienen un verde más intenso. Las probamos mucho y hubo semanas en que comimos albahaca todos los días. Sabemos que tienen muchos nutrientes porque nosotros les preparamos especialmente las mezclas de minerales, que luego van a las plantas a través del riego por los caños”.
Acotó, mostrando un detallado conocimiento técnico, que los caños son específicos para cultivos hidropónicos. “No permiten la formación de algas, también hacen más fácil la limpieza. Tienen un recubrimiento por dentro que evita que se calienten. Eso ayuda mucho porque la planta si hace más de 28 grados no se alimenta y en nuestro verano cuidar eso es complicado”.
En su caso, Ivana renunció el año pasado a su trabajo en una empresa de construcción para dedicarse totalmente al emprendimiento familiar. Junto a ella, Julieta Paz (de un año y medio),  hija de ambos, los acompaña en las recorridas por el invernadero durante la cosecha de lechugas.
En cuanto a la construcción de su invernadero, que tiene unos 960 metros cuadrados, la pareja detalló que tienen los tanques de agua enterrados para cuidar la temperatura del agua.
Por otro lado, las mesas donde crecen las plantas tienen una nivelación con una caída de unos 6 grados. Hasta allí, el agua sube por pequeños caños (de color negro) a la parte más alta y cae regando todas las plantas.
Sobre el costo para financiar la construcción Hugo acotó que lo hicieron con mucho apoyo familiar y recursos propios. “Nuestra familias nos apoyaron mucho y después puse ahorros propios  para ir consiguiendo los insumos que nos costaron mucho”.

Pedidos y ventajas

Sobre la comercialización de sus productos, Hugo explicó que por ahora está abasteciendo a algunas verdulerías en Posadas.
“En una primera instancia apunté a supermercados o negocios grandes porque me imagine que sería más simple el costo logístico. Pero después tuvimos una aceptación muy buena en los mercados de cercanía. Ahora estamos llegando a unas cinco verdulerías cercanas al centro de Posadas y nos sorprendió lo mucho que se consumen”, se explicó.
Ivana acotó que el mayor potencial de sus hortalizas es su resistencia por varios días gracias a que se empaquetan con las raíces.
“A las verdulerías les gustó que nuestras hortalizas les duran toda la semana. Hay comercios que no tienen o no pueden guardarlas en cámaras de frío, pero aún así resisten muchos días porque las plantas van vivas con sus raíces”.
En cuanto a precios reconocen que los productos valen un poco más que las hortalizas de cultivo tradicional, pero ganan en la ventaja de conservase naturalmente por más tiempo.
“Al principio muchos verduleros no vieron las ventajas del producto, pero después cambiaron. Las verduras de hoja, son muy vistosas, nosotros apuntamos al volumen y a lo práctico que es agarrarlas. Van en una bolsa con nuestra marca y datos, casi como un ramo de flores”, acotó Hugo.
Agregaron que ante la buena recepción tuvieron que limitarse a vender sólo a los negocios donde podían asegurar su cosecha.
“Nos pidieron varios, pero lo que hacemos todavía es muy limitado. A algunas verdulerías les explicamos que la albahaca íbamos a tener algunas semanas solamente y después había que esperar. Ahora sembramos lechuga morada y espinaca porque nos  pidieron mucho. Estarán para la venta dentro de unos 30 días”, se explicó.