Así lo indica un reporte de la Fundación Observatorio Pyme. También se señaló una fuerte caída de la confianza en el Gobierno.
Unas 3.500 empresas del sector manufacturero que son importadoras directas de insumos esperan reducir su actividad en el transcurso del segundo semestre debido a las restricciones que tienen para acceder a divisas. En promedio, lo harían en un 13%, según datos de la Fundación Observatorio Pyme, una entidad que cuenta con el respaldo de la Universidad de Bologna y de la Unión Industrial Argentina (UIA).
El informe detalla el impacto de las restricciones que le han impuesto a las empresas las regulaciones del Banco Central. La semana pasada, la entidad que dirige Miguel Pesce anunció una prórroga hasta fin de año de la resolución que vencía este próximo 30 de septiembre, que establece cupos mensuales de acceso a dólares y la obligación de financiar a seis meses lo que supera ese nivel.
Según revela el trabajo, el freno importador está afectando la capacidad de atender la demanda interna, en un contexto en el que esa variable se encuentra fuerte. Por caso, el 65% de las industrias pymes no puede encontrar un proveedor local para sustituir al del exterior. Entre las importadoras directas, que son unas 5.300 firmas (28%), solo 8% podría sustituir totalmente importaciones y un 24% podría asumirlo parcialmente.
Por otro lado, entre las que no podrían sustituir, unas 3.500 empresas enfrentan “inconvenientes serios para continuar la producción frente a las restricciones cambiarias que dificultan la provisión de materias primas, insumos y bienes intermedios importados”, dice el reporte privado, en el que se revela que de acuerdo con las estimaciones de los empresarios de ese grupo, la producción bajaría un 13% en lo que resta del año.
“Las expectativas son un componente esencial del desenvolvimiento económico y un desafío mayúsculo para los hacedores de política lograr mejoras o revertirlas”, plantea la Fundación Observatorio Pyme.
Del grupo de empresas estudiadas, sólo un 28% no emplea insumos importados en su proceso de producción, lo que representa a un grupo de otras 3.500 que podrían seguir operando con normalidad.
El reporte, en tanto, advierte que hay una paradoja: por primera vez en cinco años, la confianza de los empresarios industriales pyme baja en un contexto en el que crece su actividad. Según estimaciones de la Fundación, en el segundo trimestre la producción creció a 54,9 puntos debido a la fortaleza de la demanda, pero las perspectivas para el futuro es que caiga a 37,2 puntos.
Vicente Donado, director del Observatorio Pyme, señaló a Ámbito que “el clima del último trimestre estuvo muy complicado”. “La gente está muy preocupada por la inflación, que se mostró creciente hasta julio. Agosto parece sido más estable pero no con una gran disminución”, indicó. El economista precisó que es creciente la cantidad de empresas que dice que le cuesta satisfacer la demanda. “Es decir, la demanda está alta, pero no puede satisfacerla casi el 42%”, explicó.
Los inconvenientes para seguir atendiendo pedidos se debe a que no pueden acceder a insumos y reflejan problemas para establecer un costo y un precio. “No saben a qué precio hay que vender. Hay muchísima incertidumbre”, explicó Donato. Para el economista “en este momento la reconstrucción de la confianza es central” porque “la economía se va a enfriar en el segundo semestre”.
Según detalló, el problema de la confianza es más grave en la mirada de las pymes sobre el Gobierno, que sobre la propia empresa o el sector. Para elaborar el índice de confianza empresarial se ponderan esas tres variables. La que cae más profundamente es la que mide el estado de ánimo respecto de la situación del país.