El huracán Melissa dejó más de 30 muertos y pérdidas por 8.000 millones de dólares en el Caribe

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El huracán Melissa dejó tras su paso por el Caribe un escenario de devastación humana y económica. Según los reportes más recientes, al menos 32 personas murieron, decenas permanecen desaparecidas y las pérdidas materiales ya se estiman en unos 8.000 millones de dólares, con Jamaica, Haití, Cuba, Panamá y República Dominicana entre los países más afectados.

La tormenta, catalogada como una de las más destructivas de los últimos años en la región, provocó inundaciones masivas, cortes de electricidad y colapso de infraestructuras, mientras continúan las labores de rescate y asistencia humanitaria.

De acuerdo con la agencia EFE, la situación más grave se registró en Haití, donde se confirmaron 23 de las víctimas fatales y 13 personas permanecen desaparecidas. Las autoridades locales informaron que 13.860 personas fueron desplazadas por las inundaciones y que más de una docena de ríos se desbordaron, destruyendo carreteras, viviendas y servicios básicos. Una de las zonas más golpeadas fue Petit-Goâve, donde la crecida del río La Digue arrasó barrios enteros. “Fue una avalancha de agua que no dio tiempo a nada”, relató un sobreviviente a medios locales.

En Jamaica, el gobierno declaró el estado de emergencia y designó varias regiones como “zonas catastróficas”. El ministro de Desarrollo Comunitario, Desmond McKenzie, confirmó que al menos ocho personas perdieron la vida, aunque la cifra oficial se mantiene en cuatro mientras continúan las tareas de búsqueda. Más de 500.000 jamaiquinos permanecen sin electricidad, 25.000 están refugiados en centros de emergencia y decenas de miles resultaron damnificados. El colapso de la red telefónica y el cierre de aeropuertos dejaron incomunicadas a numerosas familias y a unos 25.000 turistas varados en el país.

El impacto económico en la isla es severo. Según Chuck Watson, especialista de Enki Research, las pérdidas ascienden a 7.700 millones de dólares, equivalentes al 35% del PBI jamaiquino. “Melissa fue un fenómeno muy lento y extremadamente húmedo, lo que aumentó la destrucción y prolongó los daños en viviendas e infraestructuras”, explicó Watson a Bloomberg. Los analistas advierten que los efectos económicos podrían superar incluso a los del histórico huracán Gilbert (1988), que hasta ahora ostentaba el récord de destrucción en la isla.

En Cuba, el presidente Miguel Díaz-Canel describió la situación en el oriente del país como “una madrugada muy compleja”. Millones de personas se quedaron sin luz y numerosas comunidades rurales permanecen aisladas por inundaciones y derrumbes. Aunque no se reportaron víctimas fatales, los daños materiales son significativos. Entre los edificios afectados figura el Santuario Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre, uno de los templos más emblemáticos del país. “La casa temblaba como si fuera de papel”, contó Eliécer, un residente de Santiago de Cuba, que perdió parte de su vivienda por la crecida de un río cercano.

En República Dominicana, el fenómeno dejó una víctima mortal y afectó el suministro de agua potable de más de un millón de personas debido a la destrucción de acueductos. En tanto, en Panamá se confirmaron cuatro fallecidos —tres de ellos menores— y más de 1.100 damnificados, principalmente por deslizamientos de tierra y crecidas de ríos.

El huracán Melissa no solo destruyó infraestructuras, sino que expuso la vulnerabilidad social y económica de la región. En Jamaica, menos del 10% de las viviendas tienen seguro, lo que anticipa una crisis financiera profunda para miles de familias. Según Firas Saleh, director de soluciones de seguros de Moody’s, esta baja cobertura “agravará los trastornos sociales y económicos a mediano plazo”.

La tormenta, que ahora avanza hacia Las Bahamas, mantiene la alerta máxima en la región. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC) advirtió sobre marejadas ciclónicas potencialmente mortales, fuertes lluvias y vientos destructivos que podrían intensificarse al alcanzar las Islas Turcas y Caicos.

Mientras tanto, la comunidad internacional ya comenzó a movilizar recursos. El Departamento de Estado de Estados Unidos anunció el envío de personal de emergencia a Jamaica, Haití y Bahamas para asistir en las labores de rescate y distribución de alimentos, agua y suministros médicos. El Reino Unido, por su parte, despachó un barco de la Royal Navy y equipos de respuesta rápida, en palabras del primer ministro Keir Starmer, “para brindar apoyo total a las comunidades afectadas”.

También se sumaron empresas privadas y organizaciones internacionales. La compañía Starlink, propiedad de Elon Musk, desplegó equipos satelitales para restablecer la comunicación en zonas incomunicadas de Jamaica. Las autoridades locales solicitaron con urgencia colchones, motosierras y materiales de construcción, mientras las imágenes de barrios anegados, hospitales destruidos y familias buscando a sus seres queridos reflejan la magnitud del desastre.

Con las operaciones de rescate aún en marcha y miles de personas sin hogar, el Caribe enfrenta ahora una emergencia humanitaria de gran escala. Los gobiernos afectados, junto con organismos internacionales, evalúan estrategias para la reconstrucción y asistencia inmediata, en medio del temor a que Melissa vuelva a intensificarse en su paso hacia el Atlántico norte.