La favela de Penha amaneció sumida en el dolor y la conmoción. Luego de la operación policial más grande en la historia de Río de Janeiro contra el grupo narcocriminal Comando Vermelho (CV), que dejó al menos 120 muertos según el último balance oficial, los vecinos pasaron la madrugada trasladando decenas de cuerpos hacia una plaza local para intentar identificarlos.
De acuerdo con el diario O Globo, 56 cadáveres fueron llevados por los habitantes desde la zona de Vacaria, en la Serra da Misericórdia, donde se registraron los enfrentamientos más intensos entre las fuerzas de seguridad y los narcotraficantes. A las tres de la madrugada, una larga fila de camionetas comenzó a descargar los cuerpos en la plaza São Lucas, en el corazón de Penha, al norte de Río. Allí, hombres y mujeres se organizaron para colocar los cuerpos sobre el pavimento, cubiertos con plásticos o telas, en un intento desesperado por reconocer a sus familiares.
Las imágenes difundidas por medios locales son estremecedoras: decenas de cadáveres alineados, algunos en ropa interior, mientras los vecinos los observan en silencio. Muchas personas se acercaron para levantar los cobertores y verificar los rostros de los fallecidos. “¿Cómo pudo destruir tantas familias, tantas vidas, y salirse con la suya?”, se lamentó una mujer mientras acariciaba el rostro de su hijo muerto. Otra madre gritaba: “¿Dónde está mi hijo?”, mientras los vecinos la contenían.
Las autoridades aún no confirmaron si los cuerpos recuperados forman parte del balance oficial de los 116 presuntos delincuentes abatidos que informó el gobierno estatal tras el operativo. Según testigos, todavía quedarían cadáveres en lo alto de la colina, donde los enfrentamientos fueron más violentos.
El secretario de la Policía Militar de Río, Marcelo de Menezes Nogueira, declaró al portal G1 que se abrirá una investigación para determinar las circunstancias en las que los cuerpos fueron trasladados por los residentes y para verificar si todos pertenecen a personas vinculadas al Comando Vermelho.
Una operación sin precedentes
El operativo comenzó el martes y contó con la participación de unos 2.500 policías y soldados, helicópteros, vehículos blindados y drones. La acción apuntó directamente contra la estructura del Comando Vermelho, el grupo criminal más antiguo y poderoso de Brasil, con presencia en Bolivia y vínculos con organizaciones narcotraficantes colombianas.
Durante la redada, las fuerzas de seguridad detuvieron a 81 sospechosos, confiscaron 93 rifles y más de media tonelada de drogas, según informó el gobierno de Río. Sin embargo, la magnitud del enfrentamiento fue tal que cuatro policías murieron y decenas resultaron heridos. Las escenas de tiroteos y humo cubriendo los cielos de las favelas del Complexo de Penha y Alemão recorrieron las redes sociales y los noticieros del mundo.
El gobernador Claudio Castro calificó la operación como “la mayor de la historia de Río” y aseguró que los presuntos criminales “fueron neutralizados”. “No vamos a permitir que el crimen organizado controle nuestra ciudad”, afirmó en un mensaje publicado en la red X (ex Twitter).
Críticas por violaciones a los derechos humanos
Pese al discurso oficial, organizaciones de derechos humanos cuestionaron la falta de transparencia y el nivel de violencia empleado. “Exigiremos explicaciones sobre las circunstancias de esta acción, que convirtió nuevamente a las favelas en escenario de guerra y barbarie”, denunció la diputada Dani Monteiro, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro.
Las imágenes de los vecinos trasladando cuerpos en camionetas avivaron las críticas sobre los métodos de las fuerzas de seguridad y reavivaron el debate sobre la letalidad policial en Brasil, uno de los países con más muertes en operativos del mundo.
La Corte Suprema de Brasil había impuesto en 2020 restricciones a las operaciones policiales en las favelas, limitando el uso de helicópteros y prohibiendo acciones en zonas cercanas a escuelas u hospitales. Sin embargo, esas medidas fueron levantadas este año, lo que permitió el retorno de los grandes operativos en barrios densamente poblados.
Según datos oficiales, más de 700 personas murieron en intervenciones policiales en Río durante 2024, un promedio de casi dos por día. La jornada del martes, con más de un centenar de muertos, podría convertirse en la más sangrienta en la historia reciente de la ciudad.
Mientras tanto, en la plaza São Lucas, la escena continúa siendo desoladora. Entre el silencio y el llanto, los vecinos siguen intentando identificar a sus muertos. “Nunca vi algo igual”, dijo un residente. “Ni siquiera sabemos cuántos faltan todavía”.
FUENTE: La Nación.










