Mientras se aguarda por la declaración de los cuatro integrantes de la banda capturada el martes en Posadas, la Justicia avanza en la realización de peritajes a las armas incautadas en su poder para establecer si estaban en condiciones de disparar o no, cuestión que podría agravar la causa.
El cuarteto involucrado fue trasladado ayer a la mañana hasta el Juzgado de Instrucción Uno bajo un celoso operativo de seguridad efectuado por la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), la misma fuerza que se encargó de la captura de todos ellos.
Entre los involucrados hay un posadeño que además está sospechado de ser el nexo local con una peligrosa banda brasileña atrapada el año pasado en San José y un paraguayo indocumentado que estaba con él, de quien se cree que podría estar relacionado a organizaciones vinculadas al narcotráfico.
Ambos, más los restantes dos aprehendidos, desfilaron ayer por los pasillos del juzgado y uno a uno fueron cumplimentando los trámites para la designación de sus respectivos abogados defensores. Luego, volvieron a ser trasladados a sus lugares de detención y hoy deberán regresar a sede judicial para prestar declaración indagatoria.
En esa instancia, los cuatro tendrán la posibilidad de brindar su versión de los hechos o bien abstenerse de declarar, sin que ese silencio le signifique presunción de culpabilidad alguna.
La banda está tras las rejas desde el último martes, aunque fueron detenidos en distintos momentos. Primero cayeron el posadeño y el paraguayo, quienes fueron interceptados por la GNA durante un control de rutina efectuado en Candelaria.
Ambos estaban a bordo de un automóvil Nissan con pedido de secuestro por robo en Río Negro y en su poder tenían una pistola Glock 9 milímetros. Se cree que podrían haber estado esperando un cargamento de marihuana proveniente de Paraguay.
En esa instancia, los uniformados federales constataron que el paraguayo estaba indocumentado, que el arma tampoco tenía documentación y, como si fuera poco, certificaron que el posadeño era el sujeto sospechado de brindar apoyo local a la banda brasileña capturada en septiembre de 2019 en San José con un arsenal.
Ante esta situación, se actuó en consecuencia y mediante autorización judicial la GNA allanó la vivienda del posadeño sobre la calle Salvador Miqueri, en el barrio Hermoso de Posadas.
Las armas
Allí los investigadores de la GNA dieron con siete vehículos y dentro de uno de ellos encontraron un fusil M-16 semiautomático, una bolsa con distintas municiones, prendas de vestir, insignias y atributos similares a los de la Policía Federal Argentina (PFA). En la continuidad de las requisas en la casa terminaron dando además con una escopeta, tres cascos, antiparras, coderas y una chomba, todos de la PFA.
Justamente, todos estos elementos también fueron trasladados ayer por la Gendarmería hasta el juzgado y quedaron a disposición del magistrado al frente del caso Marcelo Cardozo.
Según señalaron las fuentes consultadas, las armas ahora serán remitidas a Criminalística de la Policía de Misiones para que sus especialistas realicen las pericias pertinentes para establecer si las mismas funcionan o no. Este punto toma valor al tener en cuenta que, de confirmarse que están en condiciones de disparar, la causa se agravaría y, por consiguiente, la situación de los implicados complicarse aún más.
Además de ello, lo que también podría arrojar luz sobre el caso serán las pericias telefónicas que se realizarán sobre los celulares incautados en el marco de la pesquisa.
Hasta el momento, a los implicados se los investiga por varios delitos, entre ellos robo por el auto fuera de la ley en el que circulaban y la tenencia de armas de guerra.
La banda brasileña que podría tener vinculación con el posadeño, en tanto, fue capturada en septiembre del año pasado durante un control de Gendarmería en el puesto Centinela de la localidad de San José. Los extranjeros circulaban a bordo de una camioneta Toyota y llevaban consigo siete armas, silenciadores, precintos y ropas de la PFA.
El grupo fue calificado de alta peligrosidad, a tal punto que fueron asociados al Primer Comando Capital (PCC) o al Comando Vermelho (CV), dos bandos narcocriminales de Brasil. Todos fueron alojados por separados y con seguridad reforzada en distintos puntos de Posadas hasta que se dispuso el traslado del cuarteto hasta el Complejo Penitenciario Uno de Ezeiza.