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Un personaje misterioso en una moto, amenazas a través de vecinos y mensajes armados con recortes de diario. Las intimidaciones estaban dirigidas al padre Eduardo Farrell, de la parroquia Sagrado Corazón de Cuartel V (Moreno). Y para protegerlo, la diócesis Merlo–Moreno decidió trasladarlo. “Cortala con las marchitas”, decía la última misiva que le enviaron.
El obispo Fernando Maletti comunicó la “obligada decisión” a través de una carta dirigida a la comunidad católica de esa zona y dijo que fue por la “integridad física” del padre Eduardo. En la Iglesia no tienen dudas de que las amenazas provienen de bandas dedicadas al narcomenudeo en Cuartel V, una de las zonas “más conflictivas” de Moreno, en el límite con José C. Paz y Pilar.
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Según dijeron a Clarín fuentes cercanas al obispo, los mensajes intimidatorios comenzaron hace varios meses, pero se volvieron más frecuentes luego del crimen de César Méndez, un militante social que habría intentado ayudar a una vecina a la que le balearon su casa, el 15 de diciembre. Una semana después de ese hecho, hubo una marcha a la comisaría de la zona en la que el padre Eduardo fue el único orador. “Cuando terminó, alguien en una moto se acercó y le dijo al cura ‘que se deje de joder y no se meta’”, contaron en la diócesis Merlo–Moreno.
Según denunció el padre Eduardo ante la UFI N° 5 de Moreno, esa misma persona, de unos 30 años, protagonizó otros gestos amenazantes. En el medio, el cura comenzó a recibir en su casa mensajes hechos con recortes de diario, que eran dejados dentro de bolsas de supermercado.
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El primero llegó cuando Eduardo regresó de sus vacaciones y decía: “Ah, ya volviste”. El último apareció el domingo pasado, mientras el sacerdote celebraba misa. El lunes, el obispo tomó la decisión de sacar al padre -muy comprometido en la lucha contra las adicciones- y aún se desconoce su nuevo destino. “Se lo traslada para resguardarlo a él pero de ninguna manera la Iglesia se retira de su trabajo social en la zona”, aclararon.
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