Un financista desaparecido y sus vínculos con Capitanich y Lázaro Báez

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Una investigación sobre la desaparición de un agente financiero derivó en una causa sobre operaciones de una mesa de dinero en la que aparecen mencionadas supuestas inversiones del ex jefe de Gabinete Jorge Capitanich; del ex coordinador de operaciones del Servicio Nacional de Manejo del Fuego Matías Osterc y el empresario kirchnerista Lázaro Báez.

La causa se inició por la desaparición de Eduardo Daniel Abastante el 27 de agosto de 2014, en un escenario similar al que signó la ausencia repentina de otros agentes financieros, muchos de los cuales nunca reaparecieron.

“Se estableció que Abastante trabajaba en el sector de operaciones financieras y de bolsa del Banco Piano -Sucursal Belgrano- y que parte de sus actividades habituales incluían el manejo de grandes sumas de dinero en efectivo (pesos y dólares), hallándose entre sus clientes personas posiblemente vinculadas a la política, los que a su vez, manejarían dinero de supuesta procedencia ilegal“, dice documentación que publica DyN.

Abastante apareció tras 48 horas denunciando que había sido secuestrado y robado, pero cámaras de seguridad lo detectaron “el día previo a la desaparición, en el domicilio de Osterc (en el barrio cerrado El Encuentro, en Benavídez, Provincia de Buenos Aires), con el objeto de entregarle la suma de 350 mil dólares“.

Testigos indicaron que Osterc “tendría vínculos con funcionarios y allegados del Gobierno Nacional (se mencionó al por entonces Jefe de Gabinete Jorge Capitanich y al empresario Lázaro Báez), de parte de quienes recibiría dinero, que a su vez, le sería entregado a Abastante para ser operado en la Bolsa de Comercio“.

“Ese dinero una vez invertido retornaría a las personas del poder político, ya sea con una utilidad o bien inserto en operaciones que le daban legitimidad a un dinero cuya procedencia no resultaba clara“, explicaron la jueza de instrucción María Rita Acosta y el fiscal Marcelo Solimine.

Las operaciones financieras, añade la documentación, “se efectuaban en un marco de absoluta informalidad y carecían de control y registro“, e involucraban “el movimiento de millonarias sumas de dinero en divisa extranjera, llevado a cabo en el marco de la restricción cambiaria vigente en ese entonces“.

La mecánica de las inversiones “consistirían en compra y venta de acciones y títulos valores en la Bolsa, colocación de dólares a interés, compra de dólar bolsa, descuento de cheques y compra de divisas a precios inferiores a los de mercado y evadiendo las restricciones cambiarias vigentes“, según surge del expediente.

Ante la desaparición de Abastante, unos 40 de “sus inversores efectuaron los reclamos ante el Banco Piano, siendo que en la mayoría de los casos si bien fueron desconocidos como clientes, o les fue informado que sus cuentas carecían de movimientos o saldo, efectuaron acuerdos extrajudiciales para reembolsarles el dinero“.

“Nos encontramos frente a una defraudación masiva pergeñada entre operadores del Banco Piano, Piano Bursátil S.A. y la Caja de Valores S.A., quienes atrajeron inversores minoristas, recibieron cuantiosas sumas de dinero informalmente, no registraron las transacciones, operaron con ese dinero que en momento alguno se registró o se bancarizó y de esta manera, lograron realizar todo tipo de operaciones de bolsa y de compra y venta de dólares en pleno cepo bancario a valores inferiores a los de mercado“, explicó la jueza Acosta.

La jueza se declaró incompetente y envió la causa a la Justicia en lo Penal Económico porque “las maniobras investigadas podrían adquirir ribetes ligados al lavado de activos de dinero vinculado a la política, en referencia a delitos de corrupción en la función pública“.

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