Por Lucio Gentile
Dolido por el escándalo de pedofilia que tiene detenido a Germán Kiczka, diputado de Activar expulsado por la Legislatura, ex socio de su hijo Pedro, actual legislador; y que incluso le costó el allanamiento a una propiedad familiar, Ramón Puerta comenzó una serie de operaciones mediáticas con periodistas de Buenos Aires, para tapar uno de los delitos más grandes y aberrantes de la historia de Misiones.
Aunque lo presentan en los medios nacionales como uno de los principales productores de yerba mate de Misiones, lo que las generaciones más jóvenes no saben es que Puerta nunca fue yerbatero. En Apóstoles, su ciudad natal, recuerdan que “se hizo” decenas de chacras recién cuando llegó a la Gobernación de Misiones, en 1991. El yerbatero de su familia era José Basilio Puerta, alias “Pepe”, abuelo de Nicolas Brea, que actualmente encabeza el gremio de expendedores de combustible de Misiones. El padre de “Pepe” y “Nene” tenían panadería y es sabido que Ramón viene de familia de panaderos, aunque su padre “Nene” era mencionado y señalado en el pueblo como “contrabandista y prestamista”.
Los más memoriosos recuerdan que era comisionista de un conocido prestamista posadeño de la calle Bolívar de Posadas, que de repente sufrió el robo de todos sus cheques, los que misteriosamente fueron a parar a sus manos. Tiempo después, empezó a frecuentar, enviar regalos y atenciones especiales a quien era el responsable de las guías para transportar yerba mate legal, un miembro de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM), Francisco “Chango” Fernández, vecino del club Itapúa de Posadas.
Allegados al padre de Ramón, revelaron oportunamente que esa fue la maniobra que realizó para “blanquear” la “yerba chimba” que compraba en negro, a menor precio. Esa yerba podría haber sido robada o adquirida por fuera del circuito legal. Esos fueron los primeros pasos para convertirse en un empresario yerbatero.
Los diarios de aquellos años rememoran que, cuando Ramón Puerta llegó a la Gobernación, se volvió rápidamente millonario. Contó con la ayuda de Humberto Schiavoni en las privatizaciones y la gestión de los convenios que se suscribieron para contraer deuda para la Provincia con jugosas comisiones. En esa década del 90 donde la corrupción se instaló en todo el país, en Misiones hubo denuncias y querellas judiciales que hablaban de un cobro del 10% de cada operación y que todas las causas que surgían por esas maniobras, se frenaban desde el poder político de entonces.
Durante la década del 90, para incrementar la informalidad y facilitar los negocios, Ramón Puerta impulsó y logró la disolución de la CRYM, causando la quiebra de miles de colonos. La situación fue aprovechada por un selecto grupo de grandes empresarios yerbateros, entre los que estaba el propio Gobernador, para comprar chacras yerbateras a precios muy bajos, poniendo algunas a su nombre y la gran mayoría a nombre de testaferros, según declararon varios empresarios y productores que se vieron perjudicados con la pérdida de sus tierras.
No conforme con agigantar su rentabilidad multiplicando sus extensiones yerbateras, fue imputado por tener trabajo infantil y trabajo esclavo en sus chacras, en una causa en la Justicia Federal, donde se agregan hechos nuevos casi a diario.
Desde el poder político en los 90, Puerta fue el impulsor de la entrega del principal patrimonio que tenía la provincia, rematando la empresa celulósica Papel Misionero por 5 millones de dólares que nunca ingresaron a la provincia, de acuerdo a los registros contables que luego se revisaron.
También aplicó un impuesto al sueldo a los estatales para financiar su desbarajuste económico, remató el Instituto del Seguro por diez veces menos de su valor; y para no pagar deudas a proveedores, creó un título sin respaldo alguno que llamó Bonos Cemis, totalmente defaulteado, que conserva su mala fama hasta el día de hoy y que los acreedores todavía intentan cobrar.
Mas acá en el tiempo, junto con otros dirigentes peronistas, fue uno de los artífices principales del golpe de estado al expresidente Fernando De la Rua. Sacrificó al entonces presidente provisional del Senado, que era el misionero Mario Losada a quien Ramón Puerta le tenía un evidente odio visceral, como a todos los radicales.
Las anécdotas de la época recuerdan que el fotógrafo histórico de la Presidencia fue testigo azorado de ver que, mientras el país se prendía fuego y moría gente en la plaza, Puerta y su familia se tomaban fotos, invitando a sus amigos y parientes para ostentar el cargo y regodearse en el sillón de Rivadavia, lo cual marca “una personalidad egocéntrica, insensible y mentirosa, con obsesión por la mentira, el embuste”, según describen especialistas en la psicología que analizaron aquella situación.
Se recuerda que tenía preferencia por uno de sus hijos, con quien se tomaba numerosas fotografías, al tiempo que evidenciaba un marcado distanciamiento con el otro.
En las pocas horas que estuvo en la Casa Rosada se hacía llamar “presidente”, lo cual causaba burla del personal de servicio. Hasta ahora se hace llamar “expresidente”, cuando es entrevistado por periodistas bonaerenses. Goza de una jubilación de privilegio por haber transitado pocas horas en el cargo de máxima autoridad del Poder Ejecutivo Nacional, pese a que nunca fue elegido en ese cargo por el pueblo.
Todavía recuerdan que, en el peor momento de la historia del país, decidió huir, cuando la Argentina necesitaba un verdadero liderazgo, como le reclamaron varios dirigentes peronistas en la crisis terminal de diciembre de 2001.
Tras fracasar varias veces en su intento por ganar una elección para retornar al poder en Misiones, se aferró a la figura de su hijo Pedro y esa jugada derivó en un escándalo internacional, ligado al más deleznable delito de pedofilia y material de abuso infantil.
En su entorno prevalece un terrible temor de que el affaire de la pedofilia, salpique tanto a Pedro como a Ramón. Son constantes los rumores que lo vinculan con adicciones pesadas y fiestas nocturnas donde compartían imágenes sexuales mediante teléfonos celulares.
El futuro de Pedro Puerta también parece sellado, acorralado por la situación a la que le expuso su ex compañero de bancada, la renuncia sería la única vía para uno de los hijos de Ramón.
Políticamente ni siquiera acertaron al intentar acercarse a Javier Milei, quien ya reconoció el modelo de equilibrio fiscal que conserva Misiones hace décadas y que permitió una alianza estratégica, basada en el respeto a la voluntad popular de la mayoría de los misioneros y de los argentinos.
Los que lo conocen desde los años 90 resaltan la inocultable envidia que irradia Puerta Padre a la conducción política del Frente Renovador de Misiones por haber sido mentor de un producto político que les sirve a los misioneros y que corrigió el camino torcido de endeudamiento crónico y retraso causado en su gobernación.
No son pocos los testigos que afirman que “no resiste y se aleja” cada vez que escucha hablar de la capacidad intelectual indiscutida, reconocida en todo el país por haber guiado a Misiones a lo que es hoy, una provincia de vanguardia, moderna, con actores jóvenes de todas las extracciones; y posicionándose como fuente de consulta permanente para cuestiones de gestión y política.
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