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Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com Al menos hasta el viernes a la noche, había un solo vestigio de algo que se podría identificar con el “arte” en la causa judicial que investiga al ex gobernador Daniel Scioli; a su jefe de Gabinete, Alberto Pérez y a uno de sus principales subalternos en las finanzas públicas, Walter Carbone. Era la estatua de una dragón que la Justicia encontró en la casa que este último tiene en el country Abril. “Carbone usaba (la estatua del dragón) para guardar cosas para la pileta”, lo defendió Pérez. Cosas para la pileta, como “cloro”, una sustancia que no tiene un valor de mercado tan importante como para resguardarla en lo que Carbone admitió era una obra “intervenida artísticamente” que efectivamente tenía en sus entrañas de metal una caja fuerte. Ayer, la investigación de este caso avanzo y sí se encontró otro tipo de arte. El dueño es Pérez.
Una de las obras encontradas en uno de los allanamientos a Alberto Pérez, ex número dos de Daniel Scioli.
Por orden del fiscal Álvaro Garganta, y de la jueza María Garmendia, se allanó la casa que Pérez logró construir en el country Abril tras años en la función pública; dos departamentos que estarían vinculados a él; y dos galerías de arte.
Lo que descubrieron las autoridades judiciales, sobre todo en un inmueble de la calle Agrelo, en la Capital Federal, donde nadie vivía, sí fue “arte”. No había dragones en esos dominios del ex jefe de gabinete bonaerense. Pero sí una especie de “museo” privado. Cuadros de pintores relevantes, esculturas, muebles de colección, platería, y hasta una estufa de mármol de carrara. La Justicia sostiene la hipótesis de que Pérez, ya procesado en el caso y con una prohibición para salir del país, invirtió dinero de origen ilegal en esos objetos preciosos y preciados por coleccionistas.
Obra de Bartomolé Vaccarezza, encontrada en uno de los allanamientos a Alberto Pérez, ex número dos de Daniel Scioli.
La denuncia contra él y Scioli, entre otros ex funcionarios, se inició por impulso de Elisa Carrió y de una de sus asesoras, Paula Olivetto.
La variable judicial vinculada a la repentina pasión por el arte de Pérez avanzó tras la publicación en Clarín de una columna de Ricardo Roa titulada “Champán francés, Quinquela y el Dragón”. En uno de sus párrafos, ese texto decía que “Como ministro número uno de Scioli, Pérez había empezado a revelar su inclinación por los cuadros y sobre todo por los de Quinquela Martín, pintor popular como pocos y como pocos buscado por los nuevos ricos. Pérez tiene varios en su enorme departamento tipo casa de Flores”. El artículo se incorporó al expediente. Un testigo aportó más información. Y Garganta y Garmendia actuaron.
Escultura de dos toros chocándose entre sí, creada por Testa Firenze, encontrado en uno de los allanamientos a Alberto Pérez, ex número dos de Daniel Scioli.
En los allanamientos se encontraron cuadros de uno de los autores que representó con mayor sensibilidad a la clase obrera argentina: Antonio Berni. Las fuerzas policiales coordinadas por la fiscalía de Garganta, su secretario, Gonzalo Petit, y la unidad de lavado de activos de Buenos Aires, encontraron en el “museo” muchas otras obras más.
Entre ellas, cuadros de Oscar Alejandro Agustín Schulz Solari, conocido como Xul Solar, un argentino magnífico que recreaba en su arte al simbolismo esotérico, con improntas de surrealismo.
Además, Pérez tenía en su poder al menos dos esculturas. Una de Martha Minujín -autora de la frase “¡Arte! ¡Arte! ¡Arte!”-. Y una más, de dos toros chocándose entre sí, creada por Testa Firenze.
Las autoridades de la Justicia encontraron, además, cuadros del autor contemporáneo Milo Lockett. De Bartolomé Vaccarezza. Y objetos antiguos, como un mueble estilo Luis XV; dos espejos con marco de plata y un juego de té hecho en plata.
Mueble de estilo encontrado en uno de los allanamientos a Alberto Pérez, ex número dos de Daniel Scioli.
La nota de Clarín que inició esta parte de la investigación era precisa y aseguraba que uno de los autores preferidos del ex jefe de gabinete de Scioli era Quinquela Martín.
Hasta ahora, los investigadores no lograron dar con ellos. Pero si les llamó la atención a quienes allanaron el “museo” privado del dirigente del PJ que había veinte espacios en las paredes, con sus marcas perfectamente delineadas, en los que alguna vez colgaron cuadros.
¿Eran los óleos de La Boca del extraordinario Quinquela Martín?
Esta pesquisa continuará.
Pérez sigue formando parte de la dirigencia de primera línea del peronismo K. Estuvo presente en el acto que el PJ de Buenos Aires realizó en apoyo a la huelga de la CGT. Y en el del 24 de marzo, en el que se repudió al golpe de Estado de 1976: llegó junto a la columna de las Abuelas de Plaza de Mayo.
El viernes a la noche, la casa particular de Pérez, una mansión en el country Abril, también fue allanada por la Justicia. Según fuentes de la causa Scioli, allí se encontró un solo cuadro: el óleo de Juan Doffo llamado “La Catedral”.
En los operativos realizados en distintas galerías de arte, pero sobre todo en Zurbarán y en Rubbers, la Justicia detectó facturas que ayudarían a cuantificar al menos parte del patrimonio que el ex funcionario público Pérez y su esposa, María Orella, invirtieron en arte.
Entre esa documentación, por ejemplo, se descubrió en la galería Rubbers un comprobante que indica que Pérez y Orella pagaron 225 mil pesos “en concepto de saldo” por el cuadro de Doffo, y por otro de Berni. También había una factura por 140 mil pesos por la obra “Retazos”, de Luis Felipe Noé. Y un papel más que afirma que la compra de “Coeco Fachada”, de Xul Solar, costó 600 mil pesos de anticipo y quedaba un saldo de $ 410 mil. Pérez y su mujer abonaron esa cifra, según esos registros, en cuotas.
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