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Había pedido especialmente que lo levantaran, a las 4 de la mañana de aquí en Beijing. Quería ver el superclásico en su cuarto. Ni hace falta aclarar el fanatismo de Mauricio Macri por Boca Juniors, el club que presidió durante más de una década. Por el resultado, 3 a 1 a favor de River, no fue la madrugada más feliz para el Presidente.
Según contaron fuentes de la delegación a Clarín, había cierta tensión de hinchadas en la habitación del Presidente, en el imponente hotel Summit Wing. Para ver el partido, en la habitación presidencial hubo que conectar un iPad a la TV.
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Además de Macri, vieron el superclásico con él cinco hinchas xeneizes: el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo; el ministro de Energía, Juan José Aranguren; el vicejefe de Gabinete Mario Quintana; el secretario de Deporte, Carlos Mac Allister; y el titular de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere. Y algunos millonarios, como el ministro de Finanzas, Luis Caputo; el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich; y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Horacio Reyser.
Un “extrapartidario” fue el histórico vocero de Macri, Iván Pavlovsky, hincha de Independiente, quien más tarde tendría para festejar el triunfo de su equipo en el clásico con Racing.
Para ese momento, ya las 8 de China, el Presidente intentaba descansar. Unas horas más tarde comenzaba su segundo día en la gira por uno de los países más poderosos del mundo.
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