La crisis industrial golpea de lleno a Georgalos, la tradicional fabricante de Mantecol, Palitos de la Selva y otros clásicos del consumo masivo. En la recta final hacia las Fiestas, la empresa aplicó un fuerte ajuste que afecta a 600 trabajadores de su planta en Victoria y desata un conflicto que no deja claro si habrá normalidad en la producción de fin de año.
El delegado gremial Rubén Domínguez confirmó que la firma activó un esquema de suspensiones rotativas en grupos de 80 empleados. Cada licencia se extiende por 15 días bajo el argumento de “fuerza mayor”, una figura que —según advierten los trabajadores— también puede habilitar despidos.
“Además de los despidos antisindicales por una huelga que llamó el sindicato en junio, ahora tenemos pautadas suspensiones para 600 compañeros”, señaló Domínguez. Y agregó: “Ya salieron 180 suspendidos con un acuerdo que ni siquiera está homologado. Estamos perdiendo entre un 20 y un 25% del salario”.
Ventas en caída y avance de importaciones
La empresa atribuyó el recorte a la baja en la demanda interna y al avance de productos importados, especialmente brasileños, que compiten con los dulces nacionales. Domínguez reconoció el impacto de la “apertura de importaciones del Gobierno de Javier Milei”, pero cargó contra la conducción del gremio de la Alimentación.
“El sindicato de Rodolfo Daer y Escalante está permitiendo las suspensiones. Hay irregularidades que toleran en complicidad con la empresa”, denunció.
Mientras tanto, los operarios comenzaron a organizar nuevas movilizaciones para rechazar lo que consideran un golpe directo al salario en el mes más importante del año, cuando la producción de Mantecol suele intensificarse.
Un símbolo nacional en riesgo
La planta de Victoria recuperó la fabricación de Mantecol en 2022, tras adquirir el complejo industrial que pertenecía a Mondelez. En ese momento, la vuelta del dulce a manos nacionales fue celebrada como un hito. Hoy, la situación exhibe la fragilidad de un sector que enfrenta un derrumbe de ventas, tarifas en alza y pérdida de competitividad.
Aunque la empresa no oficializó su nivel de producción actual, los trabajadores aseguran que la actividad “perdió ritmo” y que varias líneas están operando por debajo de su capacidad.
El conflicto estalla en un contexto de cierre masivo de empresas y destrucción de empleo. Desde el inicio de la gestión actual, más de 19.164 firmas cerraron en todo el país. En paralelo, informes recientes basados en datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo indican que se destruyeron más de 55 mil puestos industriales en los últimos meses.
La paradoja es evidente: mientras ajusta personal, Georgalos busca expandirse hacia nuevos mercados para competir con las mismas importaciones que hoy señala como responsables del derrumbe productivo.











