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-El año pasado consiguieron leyes importantes. ¿Podrán repetirlo en un año electoral?
-La expectativa es separar la agenda electoral de la parlamentaria, porque hay muchos temas que nos pueden encontrar unidos de cara a la gente, como seguridad, educación, emprendedurismo. Temas que pueden generar empleo y mayor inversión.
-¿Con las actitudes más agresivas de la oposición, el Gobierno piensa dar un giro a las prioridades?
-No va a haber un giro, porque el Gobierno sigue pensando en defender las banderas que puso en alto el día que asumió, que son combatir el narcotráfico, unir a los argentinos y combatir la pobreza. Pero sí sabemos que en un año electoral hay sectores que buscarán poner trabas. Igual, vamos a seguir abriendo las puertas de la Casa Rosada. El Parlamento ha demostrado independencia para establecer un diálogo.
-Se supone que tendrán que elegir en qué leyes poner las energías…
-El 1° de marzo quedó claro el temario que le interesa al Ejecutivo: reforma del sistema penitenciario, reforma del Código Penal, extinción de dominio para perseguir activos producto de la corrupción, la evaluación educativa, el emprendedurismo, que son posibles de discutir.
-Sin embargo, los opositores muestran mayor interés en citar a los ministros a dar explicaciones cuando surge alguna medida polémica.
-No les tenemos miedo, que sigan convocando ministros al Congreso. Es una herramienta de transparencia que prueba que damos la cara, que decimos la verdad y que somos capaces de someternos al examen de los representantes del pueblo. Es una enorme diferencia con los años anteriores. Otra herramienta es que tenemos al día los pedidos de informes y la visita del jefe de Gabinete cada mes, como manda la Constitución.
-¿Cómo cayó en el Gobierno el pedido de juicio político al Presidente, firmado entre otros por el jefe del PJ, el principal partido opositor?
-Como ex diputada, y esto es a título personal, pienso que fue una absoluta irresponsabilidad. La única vez que firmé un pedido de juicio político fue al vicepresidente Boudou, en 2012 y después de reunir las pruebas necesarias. Es una herramienta constitucional que no se la puede usar con la ligereza que se la usó. La firma de Gioja es reflejo de la virulencia con la que se maneja la política en el país. Cambiemos representa una época de encuentro y diálogo.
-¿Va a seguir igual el vínculo con Pichetto y Massa para sacar leyes?
-Espero que sí, porque la sociedad está mirando atentamente al Congreso y no creo que les guste una oposición que se dedique a poner palos en la rueda. Algunos han sido colaborativos sólo por estrategia y eso va a quedar claro en estos meses. En el caso de Massa, a veces deja entrever su ADN K y tiene actitudes claras de barón del Conurbano.
-¿Cedió más fondos de la cuenta el Gobierno para acordar leyes con los piqueteros y los gobernadores?
-El Gobierno negoció con inteligencia, porque no hay que olvidar que tenemos minoría en ambas cámaras. Y cuando se tuvo que parar frente a la ley antidespidos, lo hizo con mucha autoridad. La generosidad no tuvo que ver con los opositores, sino con las necesidades de la gente.
-¿Va a seguir la lluvia de DNU, ahora que anuncian decretos sobre conflictos de interés?
-Estamos pensando en un paquete de transparencia. Serán dos decretos simples para autorregularse y dos proyectos de ley: de gestión de intereses y de conflictos de intereses para los tres poderes.
-¿Limaron asperezas con legisladores propios que piden más política?
-Cambiemos tiene gente de distintos perfiles y siempre se hizo política.
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