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Lo dicen los focus group, la nueva biblia de la política. María Eugenia Vidal es vista como una leona, alguien capaz de proteger y defender, también de atacar, pero que está sola.
No hay, a su lado, otros leones que la ayuden y la acompañen. Esa leona -según la estudios de los consultores del PRO- es la principal carta electoral del gobierno pero no estará, en términos físicos, en las listas de este año.
Por eso, a la hora de definir candidatos y boletas, en el macrismo recuren a una figura metafórica sobre la idea que debe trasmitir la oferta electoral de Cambiemos: “Debe ser vista como una manada, la manada que acompañará a María Eugenia”.
De laboratorio, excusa o argumento, eso explica el plan de una lista puzzle, por pedazos, con varias figuras que aportan algo individualmente pero -dicen en el PRO- suman a un esquema general.
En el PRO enumeran como caso específico de ese factor a Graciela Ocaña, que será candidata en la provincia. “La Hormiguita aporta para trasmitir que Vidal no está sola en las batallas que está dando en la provincia” explica un operador de Cambiemos.
Federico Suárez, el peñista que colabora con Vidal en discurso y estrategia, es quien pone el foco en la cuestión de la “soledad de Vidal” y retoma un concepto que, ya en 2015, invocó Jaime Durán Barba, que exploró el concepto de Vidal como “leona”.
El ecuatoriano era, también, quien en sus focus group detectó que a Mauricio Macri se lo veía como a un león pero en un sentido ambiguo: un animal poderoso que puede usar su poder para defenderte o para destruirte.
De vuelta al concepto de leona, además del caso Ocaña los otros nombres en danza tienen el mismo concepto. No hay ningún candidato premium sino que son figuras parciales, ligadas a segmentos específicos, como “Toty” Flores o Facundo Manes, el único del pelotón que irrumpe de afuera de la política.
Digresión. Sobre el neurocirujano hay algunas brumas que, por momentos, parecen poner en duda su postulación. En La Plata, de todos modos, lo ponen en la tira de “postulantes” aunque todavía asoman algunas resistencias de los más alto del PRO.
No asoman, a simple vista, misterios. Además de Esteban Bullrich y Gladys González, se podrían sumar jorge Triaca o el intendente de Tres de Febrero Diego Valenzuela. Ensayos sobre un mismo menú.
El lado B del teorema de la manada es que Cambiemos no tiene ningún postulante potente y, como dicen los politólogos, es difícil que alguien vote a un candidato que no conoce. En el PRO hablan de la “transferencia” que Vidal, la leona, hará a sus postulantes.
Antecedentes habrá muchos pero un peronista memorioso recordó que en el 2013 cuando Daniel Scioli se metió en la campaña de Martín Insaurralde su imagen positiva estaba en 64% pero que, en ese octubre, el lomense sacó 32,5%. Simple: la transferencia de votos es, en la mayoría de los casos, una fantasía desesperada.
La clave, en paralelo a la lista-manada, tiene un componente particular. “Queremos una boleta con candidatos que no generen rechazo: con eso nos alcanza” dicen en Cambiemos donde apuntan a retener un tercio del electorado, alcanzar el 30% en las PASO de agosto para crecer luego, seguramente atrayendo votos de Sergio Massa y Margarita Stolbizer, para trepar algunos puntos.
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