Luís Solé Mases, padre de una de las víctimas, reflexionó en esta nueva fecha, “Han transcurrido siete años, pero me quedé a vivir eternamente en ese amargo 16 de Enero de 2010. Hay determinados hechos que tienen la virtud de manipular el tiempo. El dolor extremo, la amargura, el sentimiento de burla y desprecio flotan eternamente, y en esa nube tóxica se vive, aunque cada vez se aprenda a disimular mejor los efectos del día en que Fernando Miguel se hizo invisible. Los condenados en juicio oral y público: bien, gracias”.
“Pese a ser ratificada su sentencia en varias instancias, alguien poderoso decidió que no tendrían que cumplirla nunca. Están libres, felices, sonrientes. ES ALLI DONDE LA JUSTICIA SE TRANSFORMA EN CARICATURA, y los “magistrados” no son más que bufones de la corte en funciones. A todos quienes no han acompañado los tengo nítidamente identificados y simplemente no poseo ni recursos, ni palabras, ni gestos para expresarles mi agradecimiento infinito” finalizó el Profesor Solé Mases.