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Para muchos, un ícono que desaparece. Están demoliendo la casa donde vivió el actor Luis Sandrini, ubicada en la esquina de Alvear y Balcarce, en Martínez. La propiedad fue vendida hace años por la familia del actor y sus dueños actuales llevarán adelante un emprendimiento inmobiliario en el terreno.
Con participación en más de 75 películas, incluyendo “¡Tango!” –la primera producción sonora del cine nacional–, Sandrini fue un prócer de la actuación en la Argentina, aclamado por la crítica e idolatrado por el público. Y, a la vez, un vecino ilustre de Martínez, donde vivió hasta su muerte en 1980, cuando tenía 75 años.
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En el solar ubicado a dos cuadras de la Avenida del Libertador, el actor pasó gran parte de su vida, junto a su esposa Malvina Pastorino y sus hijas, Sandra y Malvina.
El rincón de los recuerdos del trabajo del actor.
“Para mí es una casa llena de recuerdos, yo crecí en ella”, afirma Sandra, la hija mayor de Luis. “La demolición me conmueve y me produce mucha pena, pero entiendo que el devenir del tiempo implica cosas como esta”, reconoce.
La placa que recuerda al actor, sucia de pintadas.
“Mi papá, que era tan famoso, sentía mucha tranquilidad en el barrio. Martínez hace cincuenta años no era lo mismo que ahora. Recuerdo que íbamos caminando a la heladería, cosa que en otros lugares a él se le dificultaba porque la gente se le acercaba mucho. En el barrio era un vecino más. Para una persona tan famosa era un lugar de mucho resguardo”, recuerda Sandra, emocionada. Y agrega: “Tenía una relación muy amistosa y tranquila con los vecinos”.
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La inconfundible fachada de la residencia de don Luis.
Una placa conmemorativa en la vereda recuerda que el actor fue parte del barrio. Y también lo hacen los vecinos. “Yo fui al colegio con Malvina, la hija más grande”, cuenta Estela Quintana, quien compartió su infancia con la familia Sandrini. “Solía ir a la casa a jugar con ‘Malvita’. Su madre era muy trabajadora y enérgica, una mujer encantadora. Y Luis, un hombre muy serio. Le gustaba mucho la carpintería, se encerraba en su taller y construía muebles de madera que luego exhibían en la casa”, recuerda, nostálgica.
Las anécdotas abundan, y son transmitidas entre la gente del lugar. “Don Sandrini tenía un Rolls-Royce que siempre estaba estacionado en la puerta de su casa. Era su orgullo”, recuerda otra vecina. “Tuve sentimientos encontrados al ver que demolían una casa hermosa, en buen estado y que perteneció a semejante actor”, dice el vecino Carlos Peña. “Quizá la Municipalidad debería haber considerado hacerla museo, para recordarlo”, agrega.
El living de la casa, con estilo de época.
Su nieta, la actriz Carla Pantanali Sandrini, confía en que la demolición no afectará el legado del actor. “Pienso que la huella de mi abuelo es mucho más grande que la casa y que hay formas más perdurables para recordarlo”, afirma.
Una de estas es el documental “Sandrini”, dirigido por Sandra y en el que Carla participó componiendo la música original y aportando la voz en off. El film fue presentado hace poco en el festival Pantalla Pinamar 2017, organizado por el INCAA. “Participa el gran Oscar Martínez, que lo hizo con mucho cariño porque era gran admirador de mi abuelo”, comenta Pantanali. Y cierra: “Creo que será una manera eficaz de llevar el arte de mi abuelo a las nuevas generaciones”.
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