El sueño de la natación femenina de Afganistán de llegar a Tokio 2020

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Cuando Helena Saboori hacía sus primeros recorridos en una piscina en Kabul, capital de Afganistán, las imágenes de competencias oficiales e incluso de pruebas olímpicas de natación venían a su mente. Por entonces, se trataba nada más que de un sueño. Uno muy lejano para una mujer afgana: apenas una pileta en todo el país permite que naden mujeres. El sueño, todavía lejano, está ahora un paso más cerca: un grupo de mujeres, encabezado por la propia Saboori, creó recientemente el Comité Femenino de Natación en Afganistán. Y sueñan con tener presencia en Tokio 2020.

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La Federación Afgana de Natación nació en 2004 y hasta ahora solo tenía representación masculina. Saboori, de 25 años, había comenzado a nadar en una piscina privada, la única de las 30 piletas del país en la que pueden hacerlo mujeres. Sus incipientes comienzos en el agua los dio gracias a una amiga nadadora. Luego, videos de Internet sirvieron para mejorar la técnica. Y más tarde, buscó compartirla con otras mujeres.

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“Al principio tenía mucho miedo de ahogarme. Es por esto por lo que pensé en convertirme en entrenadora, porque las chicas se ahogan porque no saben nadar”, explica Saboori, quien trabaja en producción audiovisual y estudia economía. Hoy en día, tiene a su cargo una docena de nadadoras. “Hay muchas otras que quieren aprender. Si me contactan, acepto. No puedo dejarlas tiradas”, dice.

Si la falta de infraestructura ya es de por sí un obstáculo, no es el único que debe enfrentar una mujer en un país en el que los insurgentes islamistas son una amenaza. “Hay varios tipos de amenazas, entre ellas las mentales. Tengo la impresión de que vamos mejor, sufrimos menos que antes. Pero sé que me enfrento a un tabú, tomo un gran riesgo al promover este equipo”, admite Saboori, quien considera “un paso adelante” que las mujeres tengan su equipo de natación. Pareciera que ya toma como natural que, por ejemplo, en la piscina donde entran reciban amenazas.

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El hecho de que Afganistán sea un país musulmán no debería ser determinante para excluir la representación femenina. “Todos los países musulmanes, excepto Afganistán, tienen su equipo femenino. Incluso los más rigurosos”, destaca el joven presidente de la Federación Afgana de Natación, Sayed Ihsan Taheri. Cita a Catar, Irán o Arabia Saudí. “Tienen sitios de entrenamiento para las chicas, pero aquí hay un cierto desconocimiento del deporte femenino”, presentado por algunos como “prohibido por el Islam”.

La inseguridad es un desafío mayor para cualquier afgano, enfrentado a las amenazas de atentados hasta en el corazón de la capital, Kabul, y los combates en la mayor parte de las provincias.

Desde 2016 ninguna región se ha librado de las ofensivas de los talibán y, sobre todo en el este y en el noroeste, de los ataques del grupo Estado Islámico.

Claro, esto es mucho peor para las mujeres, sobre todo para las que pretenden cambiar los límites de una sociedad patriarcal y conservadora. Más aún en un deporte como la natación, en el que generalmente se exponen partes del cuerpo. Precisamente, la vestimenta es algo que las nadadoras afganas deben considerar: usan trajes que cubren todo su cuerpo, proporcionados por una empresa brasileña.

En este contexto, Saboori es ambiciosa: “Buscamos los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, con un equipo de al menos dos chicos y una chica”. En el camino, la entrenadora espera que sus nadadoras puedan acudir al campeonato de Asia Central en Turkmenistán a finales de abril. “Con un poco de apoyo, podríamos lograr el título regional”.

A la poca infraestructura y la inseguridad que viven las mujeres, se suma la falta de recursos para crecer. Incluso el gobierno bloquea un pago simbólico de 500 afghanis (menos de 8 dólares) mensuales a cada miembro del equipo nacional.

Mientras tanto, Taheri batalla para que su federación recupere al menos las cuatro piscinas municipales de Kabul, entre ellas una descubierta construida por los soviéticos en los años 70 en lo alto de una colina, actualmente abandonada. Su idea es convertir este lugar en un gran centro acuático.

Mientras espera ayuda gubernamental, la federación lanzó una colecta de fondos en la página Dreamfuel, especializada en la financiación de deportistas de alto nivel. En esta plataforma esperan juntar 32.500 dólares que sirvan para que la disciplina despegue en su país. Hasta ahora tienen poco menos de 900. Están lejos. Pero van en camino.

(Fuente: AFP)

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