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El último tramo del escrutinio en Ecuador avanzaba hoy con lentitud (va por el 99,61%), mientras los seguidores del ex banquero Guillermo Lasso seguían manifestándose frente al Consejo Electoral en Quito para denunciar un supuesto fraude. Pero aún no presentaron pruebas concretas.
Por segunda noche consecutiva, los partidarios del candidato opositor Guillermo Lasso se congregaron frente a la super custodiada sede del Consejo Nacional Electoral, en Quito, para reclamar, con gritos, cantos y banderas, un nuevo conteo de votos, ante lo que consideran un fraude en las elecciones del domingo, en las que el oficialista Lenín Moreno resultó ganador por un margen muy estrecho.
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Aunque el CNE no proclamó aún oficialmente a quien será el próximo presidente de Ecuador, que reemplazará a Rafael Correa el próximo 24 de mayo, los datos del escrutinio de la segunda vuelta del domingo dan un 51,17% por ciento a Moreno, contra un 48,83%. Pese a las denuncias de “manipulaciones” por parte del ex banquero de derecha que prometía el “cambio” en el país, tras 10 años de correísmo, los observadores internacionales informaron que la elección transcurrió en transparencia y sin complicaciones.
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El propio Lasso se acercó el lunes a última hora de la tarde a la protesta que realizaban sus partidarios en Quito -y luego hizo lo mismo en su ciudad, Guayaquil, donde decenas de manifestantes se reunieron ante la sede local del CNE- para pedirles que se mantengan en las calles, pero en paz, en rechazo a unos resultados que buscan imponer “un gobierno ilegítimo”.
Mientras la mayoría de los presidentes de la región (incluído el gobierno Argentino) saludaron a Moreno ya como presidente electo, y el propio ex vicepresidente de Correa apareció en actos públicos y se mostró como futuro mandatario, aquí parece poco probable que la movilización de Lasso y su movimiento Creando Oportunidades (CREO) pueda revertir los datos.
“Más de 300 observadores internacionales, además de los veedores de cada partido, acompañaron este proceso y destacaron que fue un proceso absolutamente tranquilo”, señaló a Clarín el analista Antonio Quezada, de la Universidad Politécnica del Litoral.
Experto en modelos matemáticos y en encuestas, Quezada señala que los sondeos “son una herramienta estadística válida, pero pueden ser inexactas. Generalmente, las segunda vueltas electorales suelen ser muy estrechas”, explicó.
Es que la bronca en las filas de CREO se desató por la amplia diferencia entre un sondeo en boca de urna que daba ganador a Lasso por más del 53% -otra encuesta, a la misma hora, otorgaba el triuno a Moreno con el 52%- y el resultado oficial. El debate sobre la exactitud de los sondeos previos y los de boca de urna resurgió desde el domingo. “Pero un resultado real no puede minimizarse frente un modelo matemático que puede ser inexacto”, remarca Quezada.
Mientas el centro histórico de Quito retomó su movimiento habitual, con algunos vendedores que ofrecen hojas o té de coca, bufandas de alpaca o “espumilla” (un postre de crema que también tiene su variante de frutilla y se sirve en unos cucuruchos), en la acomodada zona norte de la capital las calles aledañas al edificio del CNE siguen cerradas con vallas y un férreo control policial y militar. El tránsito está cortado en varias cuadras, en especial en la Avenida Amazonas y la 6 de Diciembre, desde la Plaza Argentina. Allí pasaron la noche varios seguidores de Lasso, que se turnaron para mantener la vigilia en reclamo del recuento de votos.
Hasta ahora, el partido de Lasso no especificó qué impugnaciones presentarán.
“Los reclamos de la oposición no han tenido mucha repercusión en los observadores de la OEA. Las Fuerzas Armadas están tranquilas y los gobierno de la región ya felicitaron a Moreno. Creo que el resultado realmente se va a mantener así y las protestas opositoras se irán diluyendo”, señala a esta enviada Carlos Espinosa Fernández, profesor en la Universidad San Francisco, de Quito.
Pero el nuevo gobierno tendrá que enfrentar desafíos muy difíciles. En especial, un escenario económico complicado, con una millonaria deuda pública. “Y deberá hacer frente a la corrupción. Es posible que en las próximas se conozcan los nombres de los involucrados en el escándalo de la constructora Odebrecht, y pueden aparecer allí funcionarios y políticos”, adelanta Espinosa.
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