Las familias de los 2 heridos "salvan" a Solari y apuntan a los organizadores

Se las ve juntas. Charlan, comparten unas galletitas, un mate. Parecen madre e hija, tía y sobrina. Amigas. Pero, en realidad, se conocieron hace pocos días en el Hospital Héctor Cura, de Olavarría. Se cruzaron en ese mismo pasillo en el que ahora sonríen aunque con otras caras mucho más serias. Silvia Sánchez llegó hasta ahí a las apuradas y casi con lo puesto después de enterarse de que su hija Antonella Falcón (24), que había viajado desde Florencio Varela para ver el recital del Indio Solari, estaba internada. Giselle Ojeda, que se había ido en auto con su novio Daniel Robles (30) desde Córdoba y lo había perdido al inicio del show, se presentó en el lugar después de que le dijeran que había un NN complicado que tenía las características físicas de ‘El Dani’, como ella lo llama. A estos dos fanáticos ricoteros los separa una pared dentro del área de cuidados intensivos y los une la tragedia: son los heridos graves del concierto en el que, además, murieron dos hombres. Sus familias también están cerca. Hoy comparten la alegría de ver a ambos mejor y coinciden a la hora de señalar a los responsables. No atacan al Indio Solari, ambas opinan que falló la organización y el intendente.

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Fueron días muy difíciles en los que estas dos mujeres se acompañaron. “Desde el principio, nos hicimos el aguante. Las dos estamos interesadas en saber cómo está el familiar de la otra así que ya nos pedimos amistad en Facebook”, cuenta Silvia, que tiene cara de cansada pero asegura que “no es para tanto”, que está bien. “Tengo muchas cosas que me dan vuelta en la cabeza. Es eso”, dice. ¿Cómo cuáles? “Pienso que todo esto se podría haber evitado”, sigue y se le ponen los ojos brillosos. Para ella, “los responsables son los organizadores, que sabían que se podía juntar mucha gente, y las autoridades del Municipio. Tendrían que haber ofrecido varias fechas”, reclama. Y sostiene que “el Indio Solari no tiene la culpa, es un artista”.

Giselle es una de las que vivió y sufrió la marea humana de la que tanto se habla en el predio La Colmena. “Un minuto antes de arrancar el espectáculo, lo perdí a ‘El Dani’ por la cantidad de gente. Vinimos con otros amigos y terminé viendo el show sola. Ya adentro quise ir más para adelante y fue imposible”, resume y asocia esta situación con la falta de controles. “Tengo mi entrada intacta, nadie me la pidió. Cuando intenté salir, me encontré con dos accesos bloqueados. Yo había ido a otro recital del Indio en Mendoza y fue diferente”, suma la joven que concuerda con Silvia en que “la productora actuó mal” y que “el Municipio también es responsable”.

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A pesar del duro episodio que les está tocando vivir en Olavarría, Silvia dice que de esta ciudad se va a llevar muchas cosas buenas y que quiere volver cuando Antonella, que es mamá de dos nenes de 1 y 5 años, esté recuperada. “Me encontré con gente increíble. Empezando por el equipo médico que hizo el milagro y salvó a mi hija. Además, en estos días se nos acercaron muchísimos vecinos con comida casera, ropa limpia. También nos ofrecieron una ducha y lugar para dormir”, agrega esta mamá que sí destacó la ausencia del intendente. “No llamó, ni vino a vernos. Con mi hermano dormimos una noche en el hospital y después, a través de una asistente social, conseguimos un hotel por dos días. Hoy (por ayer) no sabemos dónde vamos a quedarnos”, le dijo a este diario.

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A Antonella ya le sacaron el respirador. Puede hablar y empezó a ingerir alimentos. Para que sea derivada a Florencio Varela y pueda estar más cerca de su casa y su gente, su mamá espera que consigan pronto una cama en el Hospital Interzonal El Cruce. Los médicos no pueden creer que haya evolucionado tan rápido y bien. Había llegado inconsciente, con un cuadro de intoxicación, un traumatismo en la cabeza e insuficiencia pulmonar. Su mamá viajó la mitad del camino a Olavarría creyendo que iba a buscar el cuerpo de Antonella, “porque en la tele dijeron que había muerto”. Silvia se vuelve a emocionar cuando recuerda lo que sintió durante esos kilómetros.

Daniel, en cambio, deberá quedarse unos días más en Olavarría. El joven, que es de Tierra del Fuego pero vive en Córdoba desde hace más de una década, fue chocado por una combi a la salida del recital. “Él me dice que escuchó la bocina, se dio vuelta y que no se acuerda más nada. Parece que arrancó el espejo de la Traffic con su cabeza. Cuando llegamos al hospital tenía los ojos hinchados y azules. La cara estaba tan mal que lo reconocimos por un tatuaje”, explica su novia.

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Al principio, ella se comunicaba con él con apretones de mano. “Cuando yo hablaba, él apretaba. El primer día, que tenía los dos ojos tapados, escuchó mi voz y se le cayó una lágrima. Ahora ya ve, aunque de un solo ojo”, aporta Giselle que, al igual que Silvia, lo único que quiere es volver con su ser querido a casa.

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