El desafío de Sampaoli es lograr que la Selección juegue para Messi

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A Messi le exigen que explote en la Selección igual que en el Barcelona. Resulta válido el reclamo, pero también es desmedido.

En cruces decisivos con Argentina, ¿cuántas veces Leo recibió como en su primer gol a Real Madrid, en la medialuna, de frente al arco y con una defensa desarticulada por el toqueteo y la circulación propuesta por sus compañeros? Nunca, o casi nunca.

En partidos cruciales de celeste y blanco, ¿en cuántas ocasiones el fenómeno encontró la pelota como en su segunda definición contra CR7 y Cía, también de cara al arquero rival, en la puerta del área, tras un desborde y un centro atrás listo para ser ejecutado, todo generado en un contraataque que no necesitó de su participación en ninguna de las etapas de gestación? Nunca, o casi nunca.

Como tantos otros, estos dos gritos de Messi que sacudieron al universo futbolero llegaron tras una construcción colectiva que él finalizó con su magia. Generarle ese contexto a Leo es el gran desafío de Jorge Sampaoli en la Selección. Necesitará salida limpia; volantes verticales con reflexión, precisión y cambio de ritmo; marcadores laterales que no se nublen al cruzar tres cuartos de cancha. No abundan intérpretes con esos rasgos, pero Sampaoli deberá buscar y encontrarlos, o desbloquearlos si cree que las respuestas las tienen los de siempre.

Messi siempre juega para la Selección, pero la Selección casi nunca juega para Messi. Por algo en los partidos decisivos el crack suele aparecer rodeado por rivales y la única ilusión es que él se inspire en alguna corrida solitaria. Entonces, que Sampaoli arme un equipo para Leo… Que jueguen para Leo… Recién cuando ese objetivo se cumpla cualquier reclamo celeste y blanco para Messi será lógico.

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