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Karina Dobal era una niña cuando manejó por primera vez el auto de su padre en Vela, un pequeño pueblo que se encuentra a 60 kilómetros de Tandil. Colaboraba en el campo, y hasta se animaba a conducir un tractor, también. No se imaginaba, en aquel entonces, que muchos años más tarde ingresaría a la historia grande del automovilismo. Es que el 28 de noviembre de 2016 terminó segunda en Suipacha y se quedó con el campeonato del Rally Federal de la clase N4 Light. “Fui la primera mujer que se consagró en la categoría”, dice, orgullosa.
Karina Dobal en acción.
– ¿Qué significó ganar el campeonato?
– Fue alcanzar un sueño que tuve desde que comencé a competir, a los 18 años. Me saqué la espina de los dos subcampeonatos que había logrado en las ediciones anteriores.
– ¿Qué te gusta del rally?
– Me apasiona la adrenalina que genera. Vas manejando y no sabés con qué te podés encontrar, hay muchos obstáculos. Se te cruza gente, animales. El recorrido va variando, no es rutinario y eso me encanta.
– ¿Te asusta la velocidad?
– No, estoy acostumbrada. Es una sensación que es difícil de explicar la de manejar a 200 kilómetros por hora por un camino de tierra. con las dificultades que se presentan. Ni siquiera me achiqué cuando volqué. La vez que me sucedió, con mi navegante dimos vuelta el auto, seguimos y terminamos terceros.
– ¿Fue difícil insertarte en un ambiente dominado por hombres?
– Al principio costó un poco. Pero ahora tengo una excelente relación con mis compañeros, con los que compartimos comidas durante las competencias. Hay muy buena onda.
Karina Dobal en el podio.
– ¿Hay celos? No les debe gustar que les gana una mujer.
– Sí, puede ser (jaja). La realidad es que siempre me trataron con respeto y ellos también saben que no es fácil llegar más allá del género. Hay muchas mujeres que compiten y son buenas. Aunque, claro, también está el aspecto económico. Hay más apoyo para un hombre que para una mujer.
– ¿Qué es el automovilismo para vos? ¿Un trabajo o un hobby?
– Es una combinación de las dos. Hace dos años murió mi papá y a los 15 días estaba corriendo en Azul. Fue una carrera muy difícil desde lo emocional. Pero pude ganar para dedicarle el triunfo.
Karina Dobal en acción.
– ¿Cómo te llevas con la parte mecánica del auto?
– Estoy acostumbrada a cambiar las gomas, que se pinchan muy seguido. Y con mi navegante, Lisandro Bahillo, nos damos maña para todo.
– ¿Cuál es el papel de tu familia? ¿Te va a ver en las carreras?
– Están involucradas, pese a que al principio hubo mucha resistencia. Al principio corría a escondidas (jaja). Con el tiempo se dieron cuenta de mi pasión y todos me acompañaron. Mi mamá sabe mi calendario de memoria, mis sobrinos me regalan muñecos para la buena suerte.
– ¿Cómo te preparas la semana previa a la competencia?
– No me gusta dejar ningún detalla librado al azar. Soy muy obsesiva. Estudio la hoja de ruta y hago un par de pasadas antes de que arranque la carrera. Son los nervios normales previos.
– ¿Quién maneja mejor: el hombre o la mujer?
– Errores cometen todos. No hay una regla. Cuando voy con mi auto particular soy muy cuidadosa y respetuosa del peatón. Aunque la gente está tan pendiente del celular que nos obliga a estar más concentrados que nunca.
– Fuiste campeona en 2016, y ya ganaste la primera carrera del año en Lincoln. ¿Qué sigue?
– Quiero otro título, y también apuntar al CarX Rallycross, una categoría internacional que por modalidad es más entretenida y crece mucho en el mundo.
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