Nicolás Ibáñez y Ramiro Carrera habían adelantado a los platenses, pero en una ráfaga San Lorenzo lo igualó por intermedio de Sebastián Blanco y el chileno Paulo Díaz.
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En Gimnasia fue expulsado Maximiliano Coronel cuando promediaban 24’ del complemento.
El Lobo golpeó de entrada, a los 2’. Salió mal Angeleri, apareció el bravo Licht, lanzó un centro largo desde la izquierda, se resbaló el debutante Gabriel Rojas y, astuto, en el segundo palo apareció Nicolás Ibáñez.
A contracara de presunciones, Gimnasia no se metió en su campo ni regaló la pelota. Siguió con su plan de dar pelea en la mitad de la cancha. Con Perdomo parado delante de los centrales; con Romero y Licht controlando los movimientos de Belluschi y Tino Costa. Le salió bien: así, genero cuatro situaciones claras. Pero no convirtió. Y eso es un pecado que puede costar caro ante rivales como San Lorenzo.
El segundo tiempo fue otra historia. Un asombro a cada paso. A los 7 minutos, Gimnasia convirtió el segundo: centro rasante de Vegetti y definición, en el segundo palo, de Carrera. Parecía que estaba resuelto.
Nada de eso. De repente, lo que parecía un camino seguro para Gimnasia fue otra cosa: una vertiginosa recuperación de San Lorenzo. En ocho minutos, se puso 2-2. Descontó con un gol de Sebastián Blanco, tras un centro de Paulo Díaz y una asistencia de Bergessio; lo empató con un cabezazo de Paulo Díaz, tras un centro de Belluschi.
Pero no hubo tiempo para más, a pesar de la superioridad numérica. El Cuervo se tuvo que encomendar a Torrico en la definición por penales. Pero esta vez no hubo santo que lo salvara de la despedida. Fallaron Angeleri y Cauteruccio y Gimnasia estuvo fino. Fue 4-2 y clasificación.