Otro golpe para Quilmes, el club que Aníbal Fernández dejó a la deriva

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Cuando Marcelo Callelo arrasó en las elecciones presidenciales y le puso fin a la era de Aníbal Fernández, Quilmes soñaba con un futuro color de rosa. Aquel 31 de julio del año pasado, las urnas no dejaron dudas y colocaron al nuevo titular al frente de la institución con más del 75% de los votos. Una victoria contundente o una derrota aplastante, según el ojo con el que se mire.

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Atrás había quedado el ciclo de Aníbal Fernández, presidente desde 2013 y con licencia en el último tramo de su mandato. Fue Andrés Meiszner, el hijo del histórico dirigente José Luis, el que estaba a cargo de un club que arrastraba una importante deuda económica, traducida en el atraso en el pago de los salarios del plantel. Eran tiempos en que los jugadores no se entrenaban y tampoco se concentraban, como medida de fuerza en el reclamo.

Fue en esa época que, por ejemplo, Sergio Hipperdinger dejó de pagar el alquiler de su departamento y se fue a vivir a la casa de un hincha. “La plata no me alcanza porque Quilmes no nos paga desde hace seis meses”, reclamaba el chaqueño que hoy transita su camino en el Freamunde de la Segunda División de Portugal.

La llegada de Calello significó un cambio de aire en un club que estaba involucrado políticamente con el gobierno kirchnerista. El flamante presidente, poco a poco, fue acomodando las piezas. Ordenó a la institución en lo administrativo, les dio más espacio a los socios y les hizo frente a los que lideraban la barra.

A partir de su gestión, los negocios que manejaban los barras se achicaron. Y el margen de ganancia se fue reduciendo. Así, los puestos colocados en las cercanías del estadio Centenario pasaron de la mano de los barras a una licitación prolija. Y el poder en la tribuna quedó en manos de “Los pibes de la parrilla”, un grupo de hinchas que en su mayoría son socios del club.

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Pero el presente sigue ofreciendo problemas. Anoche, luego de la derrota contra Defensa y Justicia en Florencio Varela, el plantel de Quilmes regresó a su estadio y se encontró con la desagradable sorpresa: ocho autos había sido atacados. Algunos, incluso, sufrieron el robo de las pertenencias. Mientras algunos indican que este acto de violencia se produjo por los malos resultados del equipo que ahora conduce Cristian Díaz -el tercer entrenador de la temporada-, hoy en zona de descenso, fuentes vinculadas al club consultadas por Clarín creen que el ataque pudo haber sido producido por la facción de Los Álamos o la de El Monte, las que hacían lo que se les antojaba en los tiempos de Aníbal Fernández.

“Estamos atravesando un momento delicado con un proceso de concurso preventivo. Somos un grupo de socios que no hemos estado involucrados en el fútbol hace mucho tiempo y ahora estamos tratando de salvar al club. Este es un hecho de violencia que preocupa y que vamos a investigar”, avisó Calello, este martes a la mañana, en diálogo con TN. Quilmes, que estuvo a la deriva, necesita aclarar sus dudas si quiere terminar de enderezar el rumbo.

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