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Si hubiera sucedido en cualquier rincón de la Argentina, habría sido un escándalo en pleno campo de juego. Pero no. Bajo el cielo del Camp Nou el árbitro alemán Deniz Aytekin perjudicó claramente al Paris Saint Germain y favoreció la histórica remontada del Barcelona, que se impuso 6-1, tras caer 4-0 en el encuentro de ida. Hubo tibias reacciones de los jugadores (el uruguayo Edinson Cavani fue el más intenso en el rubro) y del entrenador Unai Emery. Ayetekin se había equivocado en casi todo. Lo más importante: sancionó dos penales que no eran en favor del gigante catalán; omitió tres en favor del PSG; y no expulsó como correspondía a Gerard Piqué. Todas situaciones decisivas. Ahora, la misma UEFA que lo tenía entre sus árbitros más prometedores analiza sancionarlo.
Aytekin vive en Oberasbach, a 10 kilómetros de Nüremberg, la ciudad en la que nació. Tiene 38 años, mide 197 centímetros, estudió economía y es empresario en un rubro creciente: Internet. En su empresa trabajan cerca de 80 empleados y él aprovecha los ratos libres en su oficina para realizar entrenamiento extra. Allí tiene una cinta para correr y una ducha para que no se note tanto que anduvo corriendo. Lo apasiona el fútbol. Y por eso, dice que dirige. En su recorrido como árbitro ya disputó 125 partidos en la Bundesliga y 32 en competiciones europeas. Hasta el escándalo del Camp Nou su nombre no aparecía en las portadas de los diarios y mucho menos era referenciado en el sur del mundo. Hoy sigue en boca de todos.
Pier Luigi Collina -aquel árbitro italiano, famoso por su pelada y por su histrionismo- es ahora el responsable arbitral de la UEFA y el que se encarga de los nombramientos de los jueces y de los asistentes en las competiciones europeas. Son varios los medios europeos los que especulan con la posibilidad de que Aytekin no vuelva a dirigir en la Champions a partir de cuartos de final. “La actuación no gustó nada en Nyon”, señala el diario Marca.
Sin embargo, la Federación Alemana -según averiguó el diario As, desde Madrid- calificó actuación como “muy buena”. Un respaldo en un contexto hostil: a Aytekin le llovieron descalificaciones desde todos los rincones del mundo, sobre todo desde Madrid, territorio del Real. Incluso la esposa de Angel Di María (a quien no le sancionaron un penal por falta de Javier Mascherano) se sumó a las quejas. Jorgelina Cardoso escribió en su Instagram: “Mientras existan este tipo de árbitros ganarán los mismos equipos de siempre… Sin dudas el PSG no mueve el mismo dinero que otros equipos en Champions”. En Barcelona no hubo quejas por el arbitraje, claro.
En Francia los medios no hicieron tanto hincapié en la deficiente actuación del árbitro sino en el fracaso del equipo, que no pudo sostener la enorme ventaja de la ida. El entrenador Unai Emery -que pasó de superhéroe a villano- ofreció una buena síntesis: “Perdimos por el árbitro, por el Barcelona y por nosotros”. El presidente del club parisino, el qatarí Nasser Al-Khelaïfi, no se centró en el árbitro: “No hay que buscar excusas”, dijo. Quizá tenga que ver con su pasado como tenista o su condición de vicepresidente de la Federación Asiática de Tenis. A los umpires no se les reclama poco. Y el Ojo de Halcón ayuda bastante. En el Camp Nou, la tecnología podría haber salvado a Aytekin del escándalo…
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