Racing vivió un feliz cumpleaños gracias a Bou

La fiesta está montada en el Cilindro. Son 114 años de pasión, de gloria, de sufrimiento. Con un invitado que ya había participado de la última celebración, aquel 14 de diciembre de 2014, la noche de la consagración. Pero, esta vez, Godoy Cruz está dispuesto a escupir la torta. Con las manos de su arquero Rey, amo y señor del arco. Con un grito inesperado, el de Javier Correa, justo cuando menos lo merecía el equipo mendocino. Con Beligoy, otra vez haciendo la vista gorda. Hasta que Cuadra, el pibe que sorprendió en el segundo tiempo, bajó la pelota del justificado empate, ese cabezazo letal del Pulpo González. Hasta que el mismo juvenil dejó a Bou de cara al gol, en tiempo adicional. Y La Pantera no dudó. Y metió un zurdazo mágico, ese regalo que tanto merecía Racing.

Ganó bien la Academia. Porque lo buscó durante todo el partido. Con recursos en el medio y mucha movilidad en ataque. Sin Acuña, afectado a la Selección, cambió el esquema. Dejó el 4-4-2 que había sido útil ante Lanús, pero no terminó dando frutos en Córdoba para rescatar el 4-3-3 que probó en Millonarios. En ese contexto, Mansilla fue extremo por izquierda y Meli se ubicó como volante por derecha, aunque el entrerriano se cerró para armar el circuito de juego interno con el Pulpo y Aued, dejando el carril libre para las proyecciones de Pillud, más centrocampista que lateral en la noche de Avellaneda.

Tuvo libertades Racing, especialmente en el primer tiempo, porque Godoy Cruz defendió muy cerca de su arco. Bernardi plantó una Cordillera delante de Rodrigo Rey. Cinco defensores, cuatro volantes y un solitario Javier Correa que casi no transpiró. Y los únicos contraataques que generó fueron producto de errores ajenos. Tres tiros de media distancia, bien resueltos por Orion. La Academia, en cambio, fabricó siete situaciones claras. Sin embargo, el número uno y capitán del equipo mendocino fue imbatible. Tapó dos remates, uno de Pillud y otro de Bou, volando como un pájaro enguantado.

Presionaba alto Racing y recuperaba la pelota. Con Aued mostrando toda su dinámica, adueñándose también de la pelota detenida, una alternativa de la que no pudo sacar provecho. Y en el segundo tiempo, Godoy Cruz se soltó. Le dio vuelo a sus laterales, Abecasis y Benítez. Pero Racing continuó con su búsqueda. Y otra vez Rey se lució para bloquear un bombazo del Pulpo. No quería entrar la pelota. Y en el medio de la frustración por tantas jugadas desperdiciadas, golpearon los mendocinos. La metió Abecasis, cabeceó Correa, tapó con esfuerzo Orion, pero el “9” capturó el rebote y marcó el gol.

Cocca movió el banco. Acumuló gente en ataque. Sorprendió sacando a Mansilla, que había sido influyente por afuera, corrió a Meli a la izquierda y apostó al pibe Cuadra. Después, Díaz y Cerro reemplazaron a los lesionados Pillud y Martínez. Cocca buscó equilibrar el medio. Pero se desordenó el equipo. Por momentos, había siete jugadores de Racing por delante de la línea de la pelota. Pero Bou estaba encendido. Tanto que Danilo Ortiz le cometió un penal delante de las narices de Beligoy. Pero el árbitro no cobró. Después, el juez acertó en la expulsión de Henriquez, quien le metió un planchazo a González. No se cayó Racing. Fue por más. Con Bou y Cuadra como hombres clave. El juvenil le bajó el centro de la Pantera al Pulpo y asistió al goleador en el último suspiro. Para que la fiesta celeste y blanca tenga final feliz.