Los Rojos llevan 10 fechas sin ganar, tienen millonarias deudas y el titular de la entidad renunció; se busca traer algo de paz deportiva a un club que vive tiempos turbulentos.
Ricardo Zielinski es el nuevo entrenador de Independiente. La comisión directiva del club de Avellaneda, encabezada por el presidente interino Néstor Grindetti, resolvió los últimos detalles que faltaban y el Ruso comenzará a trabajar con el plantel profesional en las próximas horas. Tendrá en el horizonte apenas 48 horas para preparar “el partido del año”: el domingo, los Rojos reciben a Racing en el clásico de la ciudad. En principio, su vínculo será hasta junio de 2024.
La confirmación del flamante inquilino del banco de suplentes viene a traer algo de paz a los turbulentos días de los Rojos. Según su ahora ex presidente, el periodista Fabián Doman, el club vive “la peor crisis de su historia”. Se trata de la combinación de factores deportivos (el equipo está a dos puntos del descenso y no gana por el torneo local desde hace ¡diez fechas!), económicos (las deudas por futbolistas superan los US$ 23 millones y las inhibiciones se acumulan) y judiciales (el club presentó un recurso extraordinario en la causa por la demanda de Gonzalo Verón, ex futbolista de la entidad).
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Tanto los hinchas como los directivos esperan que la llegada del Ruso al club sirva para encarrilar un barco que en su última presentación volvió a encallar: perdió con Rosario Central en el Gigante de Arroyito y, por más que empató en el campo de juego, el VAR le invalidó el gol al uruguayo Martín Cauteruccio. El equipo está a dos puntos del descenso y Pedro Damián Monzón, DT interino hasta el miércoles, se encomendó a Dios para que le tendiera una mano. Así de complejo es el panorama.
El infierno se puso más rojo en las últimas semanas. Leandro Stillitano, el hombre que tenía consenso para hacerse cargo del plantel en la comisión directiva, apenas duró ocho fechas. Apenas un partido ganado (1-0 contra Talleres en el Mario Alberto Kempes, de Córdoba, en la primera fecha), cinco empatados y dos perdidos. Un aprovechamiento de apenas el 33% de los puntos. Tras el 2-2 contra Colón de Santa Fe, su ciclo concluyó y fue el tiempo de Monzón, que tampoco pudo asentarse ni conseguir la tranquilidad que aportan los buenos resultados. Apenas un triunfo con Ciudad de Bolívar por la Copa Argentina y sendas caídas con Estudiantes de La Plata y Central.
En paralelo, la crisis económica siguió su curso. Pese a que la gestión Doman se congratuló de haber bajado el déficit operativo y de haber conseguido sponsors para el club mientras aumenta la masa societaria, el nudo central está en los dislates anteriores. Es decir, los compromisos asumidos por la administración que encabezaba Hugo Moyano, y que fue denunciada por la actual comisión directiva. Son más de 20 millones de dólares. “El problema son las inhibiciones”, dicen en el club. Es que si no aparecen los billetes frescos, Independiente no podrá contratar refuerzos. Es decir, tendrá que arreglarse con los futbolistas que tienen. Si es que no quedan libres por falta de pago en algún momento.
La renuncia de Doman al sillón presidencial provocó la convocatoria espontánea de los hinchas en la sede de avenida Mitre. Atronó el hit: “Que se vayan todos…que no quede…ni uno solo”. Eran las voces de la decepción tras un mandato que se extendió por algo más de seis meses y que terminó por escrito. Hubo banderas: “Club pobre, dirigentes ricos. Que la paguen los culpables. Wilde no se toca”; “Respeten al club. Comisión directiva culpable”. Hubo, también, personas que, a cara tapada, impidieron el trabajo de los móviles de televisión, y se infiltraron en la manifestación pacífica. Entre las banderas había una que calificaba de “Grupo Champagne” a parte de la actual dirigencia. Se trata de un mote inventado por Pablo “Bebote” Álvarez, líder de una facción disidente de la barra.
