La flamante alcaide general Valeria Mereles se encuentra a cargo del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) desde el pasado 14 de diciembre, luego de haberse desempeñado los últimos años como subdirectora de la institución.
Ante la consulta acerca de qué cambio le gustaría implementar, mencionó que con la pandemia, junto a su equipo de trabajo se dio cuenta que debía trabajar para reforzar la salud integral del personal penitenciario.
“Así como somos personas con la responsabilidad del cuidado y de restaurar a otras personas, buscamos entender qué necesitaban nuestros compañeros al cubrir un servicio de guardia completo, que trabaja con una población conflictiva, para poder atender sus demandas. Hoy desde el cargo que ocupo tenemos que sostener esa visión, la cual nos dimos cuenta que faltaba”, expresó en diálogo con Radio Santa María de las Misiones.
Casos de violencia entre pares
Respecto a la preocupación existente por hechos de violencia de los ingresantes al servicio respecto a sus parejas que inclusive son del sistema penitenciario, reiteró que la pandemia del COVID sacó a la luz cosas que estaban tapadas por el mismo desempeño de la función penitenciaria.
“Empezamos a recibir noticias de violencia de género tanto entre pares como con sus parejas civiles. Para trabajar sobre ello armamos un esquema sobre el que ya había una base. Cuando estuve de Directora en la Unidad Penal de Mujeres, nos enterábamos de casos de violencia en los que nuestras compañeras llegaban con crisis emocionales y hasta golpeadas. Les concedíamos días de franco para que se repusieran pero sucedía en la casa estaba el agresor. Todo eso que viví nos hizo trabajar muy fuerte con la Línea 137, para armar un protocolo habilitado por resolución del Ministerio de Gobierno y actuar así lo más rápido posible para brindarle asistencia profesional a las colegas. Hoy tenemos una Dirección de Servicio Social enfocada en la salud física, mental e integral del personal”.
Delincuencia juvenil
Seguidamente se refirió a la delincuencia juvenil, que si bien reconoció que está en crecimiento, valoró la apuesta que se hizo con los Centros de Asistencia y Seguimiento de Niños, Niñas y Adolescentes en conflicto con la Ley Penal (CeMoAS), y el trabajo en conjunto con el Ministerio de Gobierno y el Ministerio de Adicciones y Control de Drogas.
“Se trabaja con los menores en conflicto con la ley y con consumo problemático. A través de un trabajo de campo, salen a la calle a conocer el ámbito familiar de cada menor y tratar de vincularlos de nuevo con ese núcleo con el cual también se trabaja. Eso ayudó a reducir la población en la Unidad de Menores”, destacó.
Fuga de Loreto
También habló acerca del interno que se fugó de la Unidad penal de Loreto el pasado 12 de diciembre y fue recapturado ese mismo día. “Era una persona que ya estaba en situación de confianza luego de un proceso de evaluación y consecuentemente con posibilidades para las labores extramuros. Trabajaba en la chacra y estaba autorizado judicialmente a ello. Esta fase le permite a ellos estar en un sistema de semi-libertad, sin custodia directa todo el tiempo”, explicó
“El interno atravesaba un momento sensible respecto a su familia. Estaba próximo a su cumpleaños y no estaba recibiendo comunicación con ellos ni visitas. En esa situación de soledad tomó la decisión de fugarse. Estaba próximo a la autorización de una visita domiciliaria con su familia y a principios del año que viene iba poder gozar de libertad condicional. Fue un momento de impulso que lo va hacer retroceder en sus beneficios”, lamentó.
Acerca de la requisa que ocurrió días después, mencionó que las mismas por lo general son programadas y se tiene especial cuidado en épocas sensibles como las fechas cercanas a Navidad y Año Nuevo, pero se adelantaron por la fuga de ese interno. “Buscábamos saber los motivos. La tarea cumplió con los parámetros establecidos por el Servicio Penitenciario”, resaltó.
Cambios en las Unidades
Respecto a los cambios en las Unidades Penitenciarias dijo que después de Año Nuevo habrá modificaciones en las jefaturas “pero tampoco serán profundos”.
¿Deben pagar la comida los presos?
Al final de la entrevista le preguntaron qué opinaba acerca de si los detenidos deberían pagarse su comida.
“Hay un análisis muy profundo que debe hacerse, pero el mensaje debería ser que el privado de libertad tiene que formarse en oficios y devolverlo con trabajo a beneficio de la sociedad, como una acción noble porque ellos fallaron, pero no como una moneda de cambio. El tema es profundo, hay que trabajarlo mucho”, cerró.
Datos
Existen ocho Unidades Penitenciarias con una población aproximada de alrededor de 1.720 la cual varía. Las Unidades más grandes son las de Loreto, Eldorado y la de Oberá, con 300 internos cada una.
Cuentan con 2.800 efectivos entre el escalafón seguridad y profesionales. Son más varones. Un 41% es femenino.
Hay una sola cárcel para mujeres, pero la formación está enfocada para que el personal femenino incluya lo que refiere a guardias externas en Unidades de varones.
Con información de Primera Edición