El pasado domingo a las 3 de la madrugada, la tranquilidad de la comunidad de Apóstoles fue sacudida por una fiesta clandestina de Halloween que se llevó a cabo en la sede del comité de la Unión Cívica Radical (UCR).
El evento, que contó con la participación de aproximadamente 150 menores de edad, culminó con la intervención de la Policía y la Municipalidad, quienes clausuraron el lugar y secuestraron bebidas alcohólicas. El Juzgado de Paz notificó la causa a Germán Ponce, el dirigente de la UCR que facilitó el local.
Una vez más, Apóstoles se ve envuelta en un escándalo relacionado con menores de edad. Otra vez, el foco está en los socios de Juntos por el Cambio, quienes han facilitado la realización de una fiesta clandestina en la sede del comité de la Unión Cívica Radical. La falta de responsabilidad y el desinterés por las normativas y por lo que pasa en la ciudad, han generado una ola de indignación entre los vecinos, que exigen medidas contundentes para evitar que estos hechos se repitan.
La fiesta fue organizada sin ningún tipo de habilitación municipal y en un predio que carece de medidas de seguridad y un plan de contingencia para resguardar eventos masivos. Además, Germán Ponce, presidente del comité directivo de la UCR, fue señalado como el responsable de haber facilitado las instalaciones del partido para la realización del evento.
En esta línea, la Policía, al inspeccionar el lugar, constató la presencia de alrededor de 150 personas que eran menores de edad, muchos de los cuales se encontraban bajo los efectos del alcohol. Tras la intervención, los adolescentes fueron trasladados junto a sus tutores, quienes se mostraron preocupados.
El Juzgado de Paz notificó la causa a Germán Ponce, quien dio la autorización para el uso del predio sin las debidas precauciones. Esta situación ha puesto en el ojo del huracán a la UCR y ha generado un fuerte rechazo por parte de los vecinos, que exigen explicaciones y medidas para evitar que hechos similares se repitan en el futuro.
La reiteración de estos incidentes pone en evidencia la desconexión de los dirigentes de Juntos por el Cambio con las verdaderas necesidades y preocupaciones de los misioneros. Mientras los ciudadanos buscan soluciones a problemas urgentes como la seguridad, llegar a fin de mes, etc. Los líderes del Radicalismo parecen más enfocados en permitir actividades que ponen en riesgo a los menores y violan las leyes.
