Cuando la creatividad resulta en un buen negocio

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Cumplir con las metas y los desafíos representa un reto difícil en el contexto actual para aquellos que desean y pueden aspirar a un desarrollo laboral o sueñan con un emprendimiento propio. Apostar por la creatividad, darle lugar a las ideas, tener objetivos, planificar y nunca bajar los brazos son algunos de los condimentos de la receta que apunta a buscar una transformación y que se desprenden del encuentro Idea Joven. El director de cine Juan José Campanella y los socios de PopArt Music, Sergio Lavie y Diego Saenz, productores del show “Sep7imo Día” del Cirque du Soleil, contaron los caminos que debieron transitar para poder plasmar sus ideas en la realidad. 

En la Usina del Arte y ante más de 150 personas, el reconocido director de “El hijo de la novia”, “El secreto de sus ojos” y “Metegol”, entre otras, recordó sus inicios en el cine como montajista en las películas de Olmedo y Porcel y repasó los vuelcos que dio en su profesión hasta llegar a tener el reconocimiento mundial que hoy tiene.

Campanella señaló que para iniciarse en un desafío “lo aconsejable es tener piel de rinoceronte porque vas a tener mucha mirada negativa, rechazo al momento de contar tu idea, tu proyecto”. Asimismo, agregó que “hay que tener un balance sano de confianza en sí mismo” donde no sobrepase la soberbia ni la falta de confianza. “Hay que saber reconocer errores pero también no dejarse llevar por la crítica”

La oportunidad de realizar su primera película le llegó recién después de 10 años de haber comenzado a estudiar y tuvo buena aceptación entre la crítica que se acercó al mercado de Cannes, un espacio paralelo al reconocido Festival. El realizador junto a su productora fueron a presentar en 1991 “Line of Duty” y para lograr lanzarla a nivel crítico decidieron cambiarle el nombre por otro que logre captar la atención. “Le pusimos `El niño que gritó puta´ y logró su objetivo porque los que vinieron lo hicieron motivados a ver la película con el peor título del catálogo, según nos contaron después”, dijo. “Entraron, pensaron que iban a irse a los 10 minutos y no solo se quedaron sino que nos terminaron invitando al festival”, contó. 

“La segunda película costó más y fue un fracaso también”, señaló, y con 37 años pensaba que era lo último que iba a hacer. “Después de eso me dejó mi representante y me dijo `no puedo hacer nada por vos´. Es en ese momento en que hay que encontrar fuerzas”, agregó. 

Sin embargo, su carrera tuvo un empujón cuando obtuvo el apoyo de la empresa Warner para hacer “El mismo amor, la misma lluvia” en el ´99, ya que la productora invirtió en la industria nacional ante la imposibilidad de sacar divisas al exterior. “Esta fue la primera película que tenía el logo de Warner y eso llamaba mucho la atención”, recordó, y pese a que el éxito nuevamente le pasó por al lado, ya se encontraba en producción “El hijo de la novia”. “Empecé a los 19 y recién a los 44 años pude vivir del cine”, señaló entre risas Campanella. 

En el encuentro, presentado por el presidente de Idea Joven Juan Pablo Scasserra bajo la temática “Ideas que transforman”, Lavie, socio fundador de Pop Art Music contó que inició su carrera como manager de bandas under y en sintonía con Campanella agregó: “Cuando creas un proyecto lo tomas como un hijo y si te va mal el dolor es grande, pero más allá de eso tenes escalones que pasar y si no le pones ganas te quedas en el primero”

En los ´90, Lavie había entrado a trabajar a la productora Rock&Pop en un momento de auge de recitales de bandas extranjeras. “La llegada de artistas internacionales era un boom”, contó, “hasta que en el ´97 la compañía se vendió a intereses extranjeros y los que nos fuimos decidimos apostar por nuestro propio proyecto y fundamos PopArt en noviembre de 1997”

“Empezamos con show tranquilos de 30 personas, 800, 1000. Éramos tres y de apoco fuimos generando trabajo con ideas y mucho riesgo”, recordó Lavie. “Crecimos con el rock nacional, el Quilmes Rock y el Pepsi Music y generamos una discográfica”

Si bien Diego Saenz, CEO de PopArt Music, no arrancó desde los inicios en la productora, se convirtió en una pieza clave para la productora, sobre todo al momento de planificar “Sep7imo Día”. Su carrera empezó haciendo música para películas hasta que en el 2001 llegó a ser productor del disco “11 episodios sinfónicos” de Gustavo Cerati, con quien luego trabajó hasta el 2010. 

Saenz repasó las idas y vueltas para lograr concretar el sueño de llevar a Soda Stereo a un show del Cirque du Soleil. “La idea surgió varios años después al accidente de Gustavo”, contó Saenz, a raíz de las cataratas de propuestas entre obras de teatros y películas sobre Soda. El proyecto fue finalmente llevar a cabo un show similar al del Circo. “Conseguimos el contacto del jefe de producción mundial del Circo, Charles Joron”, y luego de preguntas y respuestas por mail lograron concretar una reunión de dos horas en Montreal. 

Saenz rememoró detalles de aquel día en la ciudad canadiense. “Iba todo bien hasta que Joron dice que su esposa, que era latina, no conocía a Soda Stereo” y para sorpresa de ellos, pese de haberse ido con una buena impresión, les encargan un estudio de mercado. “Antes de haber pedido el estudio, desde el Cirque nos contaron que llamaron a todos su empleados latinos en Montreal y los invitaron a almorzar. Los juntan a todos y les dicen que les van a nombrar dos palabras y que necesitaban que levante la mano quien las conoce”, cuenta Saenz. “Las palabras eran Soda Stereo, y al oírlas los empleados se levantan, se miran entre ellos y se abrazan. Ahí sintieron que algo pasaba, que algo había”. 

“Cuando hablamos por primera vez del show del Cirque du Soleil era un sueño”, agregó Lavie y de a poco fueron concretandolo “con la tenacidad y pasando escalón por escalón, convenciendo al Circo, después a la banda, consiguiendo los fondos. Cuando nos sentamos a ver todo dos horas antes de abrir la puerta el Luna Park por primera vez dijimos `cómo llegamos acá´ y fue increíble. Fueron tres años y medio de trabajo”. El proyecto salió a la luz en 2015 y finalmente terminó con el show que en un principio se iba a llamar simplemente “Soda” y posteriormente se llamó “Séptimo día”. Para cuando baje el telón en Buenos Aires a mediados de mayo tendrá en el lomo 73 Luna Park llenos. 

Sobre el final de la charla, Saenz remarcó: “ideas tiene todo el mundo, el tema es realizarlas”. “El proceso que lleva ponerlas en funcionamiento es lo complejo, el tiempo que lleva, el equipo, la plata invertida, convencer gente” y agregó: “lo necesario es la sincronicidad”, entre los que imaginan la idea y los que pueden contribuir a que se lleve a cabo.

La dependencia del contexto en el cual uno se encuentra y las posibilidades que desde eso uno se pueda generar, condicionan la sincronicidad de la cual habló Saenz. Sin embargo, hacerle frente a las frustraciones, las negativas y los fracasos y no bajar los brazos son un buen acompañamiento para intentar plasmar las ideas y llevarlas a cabo.

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