[ad_1]
La última medición del FMI eleva las proyecciones de crecimiento mundial para 2017 a 3,5%, frente al 3,4% de la última previsión y por encima del 3,1% del año pasado. El pronóstico del organismo multilateral para 2018 se mantiene en 3,6%. Esta proyección es marginalmente más alta que la esperada en el anterior pronóstico y proviene principalmente de las buenas noticias originadas en Europa y Asia, y dentro de este último continente gracias a los mejores resultados esperados para las economías de China y Japón.
Sin embargo, el Fondo advierte que “el crecimiento sigue siendo débil en muchas economías avanzadas y los exportadores de materias primas continúan sufriendo dificultades”.
Pese a la corrección al alza en el pronóstico de crecimiento para 2017, el FMI considera que “las tasas de crecimiento potencial a más largo plazo siguen siendo inferiores a las registradas en las últimas décadas a nivel mundial, y especialmente en las economías avanzadas”.
Y también alerta por la existencia de “significativos riesgos a la baja que continúan opacando las perspectivas a mediano plazo“. En tal sentido, para el Fondo “un riesgo destacable es un giro hacia el proteccionismo que haga estallar una guerra comercial“.
Al respecto señala que, especialmente en el caso de las economías avanzadas, “se observan varios factores que han generado respaldo político a favor de marcos de política de suma cero, capaces de socavar las relaciones comerciales internacionales y, a nivel más general, la cooperación multilateral”.
Entre estos factores, el Fondo menciona “el menor crecimiento desde la recuperación de 2010-11 que siguió a la crisis financiera internacional, incluso con desaceleración del crecimiento de los ingresos medianos, y los trastornos estructurales de los mercados de trabajo”.
El Fondo enfatiza que el comercio ha sido el motor del crecimiento, promoviendo impresionantes ganancias en términos de ingresos per cápita y declinación de la pobreza en todo el mundo, especialmente en los países pobres. Sin embargo, también advierte que “una proporción sustancial de los frutos del crecimiento no llega a manos de los grupos que ocuparon los segmentos más bajos de la distribución del ingreso en las últimas décadas”.
El análisis señala que la desigualdad sigue siendo sustancial en los países más pobres, pero como estos tienen un margen más amplio de convergencia hacia una mayor prosperidad y un potencial de crecimiento más elevado con las políticas adecuadas, han podido incrementar sustancialmente los ingresos, incluso los de los ciudadanos más pobres. El comercio internacional ha sido un componente clave de ese éxito.
• Desigualdad
Se considera que las tendencias mundiales de la desigualdad tienen que ver con el comercio internacional, pero en gran parte -especialmente en algunos países- se deben al cambio tecnológico, en la medida en que es posible hacer una separación conceptual entre el avance de la tecnología (que facilita el comercio) y el comercio internacional propiamente dicho (que dispersa los conocimientos tecnológicos.
Para el FMI “capitular ante esas presiones (proteccionistas) sería como infligirse deliberadamente una herida, ya que haría subir los precios que pagan los consumidores y las empresas, mermaría la productividad y, por ende, reduciría el ingreso real global de los hogares”.
Para corregir la situación se consideran necesarias reformas que pueden centrarse en políticas laborales activas, mayor progresividad tributaria, una inversión en educación más eficaz y cambios en los mercados de vivienda y crédito que faciliten la movilidad de los trabajadores.
Otro conjunto de incertidumbres deviene de las políticas macroeconómicas de las dos economías más grandes del mundo. En los Estados Unidos, la Reserva Federal se ha embarcado en una política de normalización monetaria y puede comenzar pronto a reducir su hoja de balance (restringiendo la cantidad de dinero). Pero, al mismo tiempo, la política fiscal norteamericana posiblemente se torne más expansiva en los próximos años y podría derivar en una mayor inflación a la prevista y subas más aceleradas en la tasa de interés que lo que se espera, disparando una apreciación del dólar y posibles dificultades en los países emergentes, especialmente aquellos que tienen su moneda atada al dólar o que cuentan con deudas nominadas en la divisa estadounidense.
En China el proceso de rebalanceo continúan y se está experimentada una reducción en el superávit de la cuenta corriente y un aumento de la participación de los servicios en la economía. Pero, de todas formas el crecimiento estuvo sustentado en la expansión del crédito doméstico a una velocidad que puede causar problemas en la estabilidad financiera que, de darse, podrían afectar a otros países.
[ad_2]
Fuente