La vida de la familia que murió en el derrumbe de Brasil: tenían un hostel y amaban a los animales

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El desmoronamiento ocurrió en Pipa, Río Grande do Norte y toda la familia junto a su mascota murió aplastada.Stella Souza, de 33 años, su marido, Hugo Pereira, de 32, su bebé de siete meses, Sol, y su perrita Brisa murieron aplastados tras el derrumbe de un acantilado en las playas de Pipa, en Brasil. La noticia este desenlace estremeció a cientos de personas que conocían a la familia y sabían de la vida que llevaban juntos desde haces varios meses.

La pareja de Stella y Hugo cumplieron el sueño de abrir un hostel a pocos metros de las playas paradisíacas hace menos de un año. El alojamiento se llamaba “Morada Brisa”, en honor a la mascota que los acompañó desde el primer minuto del emprendimiento, pero lamentablemente, su flujo de huéspedes se vio interrumpido por la pandemia del coronavirus.

En la página oficial de su emprendimiento, la pareja escribió: «Es un poco desafiante para nosotros poder mantener el proyecto en marcha, pero gracias a Dios estamos de pie y muy firmes en el propósito. La familia unida, el bebé creciendo muy sano y todo atendido con mucho cariño”.

No obstante, conscientes de la llegada del verano, ambos estaban trabajando para poder recibir nuevamente a las personas a partir de diciembre. “Planearemos una celebración muy linda y hasta entonces estaremos trabajando a puerta cerrada para mejorar nuestra estructura y adaptarnos a todo lo que está sucediendo. Máximo respeto a todas las familias y personas afectadas, nuestros sentimientos más sinceros”, detallaron.

Sin dudas, Pipa era su lugar en el mundo, ya que describieron a la zona como uno de “los más bellos” pero atentos al contexto, sabían que no podía abrir apresuradamente. “Hemos optado por proteger a los que viven aquí y luego, con tranquilidad y seguridad en el momento adecuado, volveremos con amor”, afirmaron.

Hugo y Stella disfrutaban de su día libre en el momento del accidente, este martes al mediodía, cuando la pareja y la pequeña estaban sentados cerca del acantilado.