Tras la muerte de Silvina Luna, el médico se recluyó en su vivienda y no volvió a hablar públicamente.
La muerte de Silvina Luna provocó la indignación de sus amigos y sus compañeros de trabajo, pero también de la sociedad que la adoptó con cariño desde 2001 cuando formó parte de Gran Hermano. Por eso, al conocerse la noticia de su partida, los vecinos de Aníbal Lotocki no dudaron en escracharlo y llenarle de huevos su auto.
Pero algunos se acercaron hasta su casa para insultarlo, esperando que escuche los reclamos, como el que planteó Pamela Sosa, la semana pasada cuando lo culpó de todos sus padecimientos, así como también de la muerte de Silvina Luna por haberles inyectado a ambas una sustancia que sería nociva para la salud.
El domingo por la noche, un hombre se acercó para gritarle “asesino” y justo estaban las cámaras de América que captaron todo lo ocurrido. La mujer del cirujano, María José Favorón, salió de la casa con su celular en la mano para filmar al hombre, pero Lotocki decidió agarrarla y llevarla nuevamente para adentro.
“Nos sorprendió a todos porque nosotros creíamos que Lotocki ya no estaba en la casa”, le dijo el cronista de Intrusos, Gonzalo Vázquez, a Intratables.
“Nosotros estábamos haciendo esta guardia para ver si podíamos obtener la primera imagen pública después de lo que fue el fallecimiento de Silvina. Y, de un momento a otro, se acercó este señor, ató a su perro en un poste y comenzó a tocar timbre. No sabíamos si era alguien que iba de visita, hasta que comenzó a gritar, a insultar y a revolear todo lo que encontraba a su paso: basura, piedras…”, detalló el periodista.
“La vemos a Majo, la mujer de Lotocki, salir grabando con su celular. Me sorprendió verlo en esta situación porque no era lo que yo me esperaba. Pero este señor no vive cerca, viajó desde el microcentro para esto. Y me dijo: ‘Yo tengo una hija chica y éste no es el país que quiero para mi nena’”, detalló Vázquez.
Es probable que las muestras de repudio continúen ya que este 6 de septiembre habrá una marca pacífica en la puerta de la casa de Aníbal Lotocki para reclamar justicia por las víctimas.