Telegram anunció que pronto permitirá subastar nombres de usuario a cambio de criptomonedas. En otras palabras, si un tercero desea ser el dueño de un identificador digital en uso, podrá comprarlo en un mercado abierto.

Telegram abre una plataforma de criptomonedas con subastas de nombres

El plan de la empresa que dirige Pavel Durov gira en torno a la cadena de bloques TON (siglas de “The Open Network”) que por cierto es un desarrollo de la misma firma que gestiona el servicio de mensajería desde el año pasado. Las operaciones se realizarán con Toncoin, la moneda virtual de ese entorno.

Durov había anticipado este plan en agosto y ahora se ha confirmado el pronto lanzamiento.

“Si TON ha sido capaz de lograr estos resultados, imagina el éxito que podría tener Telegram con sus 700 millones de usuarios si pudiéramos subastar nombres de usuario, grupos y enlaces de canales reservados”, señaló en la ocasión el director ejecutivo de la compañía y agregó que también podrían realizarse pujas por stickers o emojis.

Siguiendo el repaso de Gizmodo, Telegram ya incursionó en el pasado con criptomonedas con la divisa digital Gram, iniciativa que fue descartada luego de investigaciones realizadas por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés).

Telegram: ¿cómo funcionarán las subastas de nombres?

Durov explicó que la propiedad de los nombres de usuario está asegurada en la blockchain TON de un modo similar a cómo funcionan los NFTs, los tokens no fungibles que ganaron fama en el ámbito del coleccionismo digital.

Será válido subastar nombres de usuario de cuatro letras, seguidas del arroba. Por ejemplo @game.

¿Para qué subastar nombres de usuario?

La compra y venta de nombres de usuario no es una modalidad nueva en la escena digital. En rigor, en algunas cadenas de bloques ya es posible encontrar este tipo de acciones, además de proyectos que proponen la venta de identificadores personales como NFTs.

La movida de Telegram es audaz: oficializa esta operación en un entorno reconocido.

El siguiente ejemplo sirve para comprender por qué alguien estaría interesado en pagar por un nombre de usuario. En los orígenes de una plataforma o red social, la disponibilidad de nombres es amplia. Por caso, el fundador de Twitter, Jack Dorsey, publica con el usuario @jack desde 2006, cuando se creó ese entorno.

Muchos desearían que su identificador sea tan sencillo, directo y fácil de recordar. Esto no es trivial, ahora que las redes son más que espacios para interactuar con amigos: en muchos casos y ámbitos, se han convertido en un negocio redituable